Antes y después de la tormenta tropical “Alberto”, en Tamaulipas ya se habían preparado las cosas para esperar los efectos inmediatos del fenómeno meteorológico que, por cierto, generó más esperanza y expectativas que temor.
La prolongada sequía que afecta al estado -por lo menos 8 años con un ciclo de lluvias bastante irregular- y los problemas de desabasto de agua en la zona conurbada, fueron los principales factores que contribuyeron a que casi
un millón de habitantes de Tampico, Madero y Altamira esperaran con ansias las precipitaciones pluviales anunciadas, aunque la tormenta trajera vientos fuertes.
No fue tal, sin embargo, los beneficios ser empiezan a notar en una gradual recarga del sistema lagunario y en la recuperación de los numerosos afluentes que cruzan la geografía estatal.
Antes de que tocara tierra la tormenta, su errática trayectoria hizo que las autoridades se prepararan con tiempo para hacer frente a las consecuencias que se esperaban.
Al menos en la zona sur del estado, las condiciones no llegaron a ser de preocupación por las precipitaciones pluviales.
Desde la tarde del martes, las autoridades estatales de Tamaulipas, bajo la coordinación de Protección Civil, priorizaron la protección de la integridad física y el patrimonio de miles de familias que viven en las zonas costeras y de mayor riesgo.
Ante la formación de una tormenta tropical, el gobierno de Américo Villarreal reaccionó de inmediato y coordinado con instituciones federales y municipales, se puso en marcha un extenso plan preventivo.
Las acciones incluyeron la difusión de medidas de precaución, la identificación de zonas de riesgo por posibles inundaciones, el traslado de personas a refugios temporales y un monitoreo constante para evitar que el meteoro pusiera en peligro a los tamaulipecos. La coordinación fue efectiva.
Villarreal Anaya siguió de cerca los reportes del Sistema Meteorológico Nacional y las acciones de Protección Civil estatal, preparado para actuar de inmediato si fuera necesario.
La Secretaría de Marina y el Ejército también estuvieron listos desde el martes para implementar el Plan DN-III si las afectaciones eran graves.
Las previsiones de lluvias copiosas y fuertes vientos para el resto de la semana llevaron a las instituciones armadas a estar listas para apoyar a la población civil.
Antes de que tocara tierra, se desplegó un importante contingente de Protección Civil y la Guardia Estatal, mientras que los Consejos Municipales de Protección Civil se mantenían en sesión permanente para tomar decisiones rápidas si es necesario.
Después del paso del fenómeno meteorológico por la zona sur, el gobierno de Américo intensificó sus actividades y con la participación de la Guardia Estatal, de brigadistas de la Secretaría de Salud y de otras dependencias estatales se brindó atención a los habitantes de comunidades rurales y municipios de la entidad en donde la creciente de arroyos y afluentes provocó inundaciones, corres de caminos, derrumbes y contratiempos temporales. Inclusive, fue necesario rescatar familias con un helicóptero.
Las tormenta tropical “Alberto” puso a prueba la paciencia de la gente para esperar que un solo fenómeno resolviera la escases de agua en el sistema lagunario, pero también la capacidad de prevención y respuesta de las autoridades.
El resultado de la planeación y coordinación interinstitucional es favorable.
POR TOMÁS BRIONES
abarloventotam@gmail.com