CIUDAD VICTORIA, TAMAULIPAS.- El futbolista como todos los deportistas, tienen que hacer muchas cosas que algunos llaman ‘sacrificios’ por llegar a cumplir sus sueños, perderse una vida social normal por entrenamientos, competencias o hasta dejar la casa para crecer en otro lugar en el que pueden desarrollarse deportivamente mejor.
Ahí en ese punto, siempre será primordial el apoyo de la mamá y/o papá, pues son ellos quienes impulsan a la niña, niño o joven a seguir por ese camino del bien, el camino del no rendirse y estar en los momentos difíciles para después poder celebrar juntos las victorias.
Pablo Saldivar fue uno de esos talentoso victorenses que tuvo que buscar nuevos horizontes, nació aquí entre la hermosa y colorida Sierra Madre Oriental, pero ahora más de la mitad de su vida la ha pasado en Pachuca, Hidalgo, ya que desde muy pequeño se fue a los Tuzos a cumplir el sueño.
Sueño que en este 2024 se cumplió, debutó en primera división y se sumó a la lista de victorenses en pisar el máximo circuito del fútbol mexicano, un logro que pocos pueden contar, muchos lo intentan pero se quedan en el camino, pues es un camino con un gran número de participantes, de retos y adversidades.
Sus padres que tienen de oficio el negocio de una taqueria, siempre lo apoyaron, desde que empezó a jugar nunca faltó a ningún torneo, pues como pudieran pero siempre buscaban la forma de darle todo así como a sus hermanos; José Pablo desde los 3 años jugó fútbol y pronto demostró su talento.
A los 10 años él junto a sus padres decidió dar el paso valiente que pocos se aventuran a dar, a dejar a su familia, su casa, su ciudad, para empezar a forjar un sueño que era ser jugador profesional.
Por los padres, dejar ir al más chico de los ‘polluelos’ para que aprenda a volar en otro lado, no fue una decisión fácil ni ‘cualquiera’ y que pocos se atreverían a hacer.
“Siempre yo como mamá he tomado en cuenta la decisión de ellos, a él lo visorearon aquí en Victoria, después lo invitaron a un torneo en Acapulco el profe Mario Coronado, y ya ahí lo observaron para que fuera a Pachuca directamente”, contó Sonia García, madre de Pablo a Oé!
Por su parte, Pablo detalló que al igual para él no fue algo fácil, pues aunque sabía que era una oportunidad, a su edad no estaba del todo listo para dejar a sus padres.
“Uno de chico solo quiere estar con sus papás, sí le sufrí bastante. Con diez años muchos piensan en jugar sólo por divertirse, ir con los juguetes, pelota, lo que sea, pero no en ser profesional, yo tenía esa meta y era una oportunidad que no podía desaprovechar pero nunca me imaginé que fuera tan difícil”, contó José Pablo.
Lo más difícil fue primer año, José Pablo, fueron un sinfín de noches en los que él y su madre lloraban, pues estar lejos le pegaba al juvenil.
“Primero en la semana de prueba y ya después cuando se quedó, fue muy difícil las noches, mientras él jugaba fútbol o iba a la escuela todo estaba bien, en las noches que me hablaba era cuando lloraba, Fue difícil también para mí porque en sus arranques él me decía ‘Tú me dejaste, me cortaste la vida’ como reclamo me decía cosas, yo a veces no comía, mis hijos acá me regañaban, me decían que Pablo estaba muy feliz, que él estaba bien, hasta recuerdo que una vez fui con el profe Mario Coronado, él habló al club y me dejaron tranquila”.
“Tuve que ser fuerte porque sin querer perjudicaba a Pablo, me hice fuerte y fui un poco más dura con él, le dije a la siguiente, bien, voy por ti pero ya no regresas, te quedas aquí y a estudiar, ahí fue cuando todo fue mejorando”, puntualizó Sonia García.
José Pablo y el calcetín celular
Pablo tenía comunicación constante con su madre y no era normal, pues en Pachuca son estrictos en esos temas y en las primeras semanas tienes contacto cero con familia y posteriormente controlan el uso de celular, pero eso no impidió a Pablo de tener como comunicarse, gracias a un calcetín.
“Escondí un celular en un calcetín, no se podía tener en un cierto tiempo pero lo pude meter, yo era el único que tenía pero había que tener cuidado que no lo vieran los guardias ni los consejeros”, contó.
El victorense en ese momento se convirtió en un ‘héroe sin capa’ para sus compañeros, pues no sólo él era beneficiado con el celular que metió de contrabando, “yo se los prestaba, nos ayudábamos mucho y sabían que tenía -teléfono-, se los daba para que llamaran a sus casas, nos ayudábamos mucho”, señaló.
El camino hacia el sueño
Ya con lo más difícil vivido, José Pablo se dedicó a lo suyo, al fútbol. Desde lejos sus padres lo apoyaban y él respondía. Se ganó la titularidad en todas las categorías por las qué pasó, además de ser campeón o finalistas en la mayoría de competencias con el equipo Tuzo.
“Es un orgullo para nosotros verlo como creció, nosotros cada que podíamos, íbamos a verlo, sobre todo en liguilla cuando se podía, porque pues también tenemos el negocio y no podemos dejarlo solo, a veces era de que decidir entre una cosa u otra y no se podía, pero él siempre tuvo apoyo de nosotros acá”, dijo Sonia García.
Por su parte, José Pablo confesó que sí fue complicado en lo futbolístico sobre todo los primeros años, después las cosas se fueron dando.
“Los primeros tres años fueron los más complicados pero después ya nos daban un poco más de libertad y uno se da cuenta de todo lo que ha hecho tanto tú, como tu familia, no podía desaprovechar la oportunidad de estar allá”, recordó.
Tras su paso por las categorías Sub-13, Sub-15 y Sub-17, Sub-20 y ahora Sub-23 se volvió en uno de los jugadores con más proyección en el equipo para el primer equipo.
“He sentido mi paso muy bien por las divisiones de Pachuca, he aprendido mucho, cada división es un ritmo diferente. me ha tocado jugar y agradezco la oportunidad, se siente bien porque agarras experiencias que te ayudarán”, expuso quien ha sido campeón y subcampeón en diferentes divisiones. Titular en más de 100 partidos en las categorías juveniles.
El día ‘D’ de Pablo y su familia
Pablo ya estaba en el radar de Guillermo Almada para hacer su debut, pues desde el 2022, fue considerado para ir a pretemporadas, giras por Estados Unidos y entrenamientos diarios en primer equipo.
“La primera vez que me llamaron me enteré por un grupo de Whatsapp en el que me llegó el mensaje que tenía que presentarme, antes me habían dicho que si tenía mis papeles y fue como empecé pretemporada en el 2022. Ha sido una experiencia muy padre, estar entrenando con el primer equipo te hace crecer y es una experiencia muy buena”.
Pero tras varios torneos de perseverancia y de mirar a otros compañeros lograr sus sueños, Pablo fue paciente y recibió su recompensa.
Fue un 2 de Mayo del 2024, la fecha que Pablo jamás olvidará pues fue en esa fecha cuando recibió la oportunidad de debutar y hacerlo como titular en un juego de play-in.
“A él el lunes ya le habían dicho que iba al primer equipo, él le dijo a sus hermanos que ya iba para el primer equipo, que iba a estar en el juego, pero les pidió que no nos dijeran porque quería que fuera sorpresa, yo sabía que él estaba entrenando con primera pero no que iba a jugar”.
Como historia curiosa, al no saber qué Pablo estaba en el primer equipo, se puso a mirar el partido de liguilla del equipo Sub-23, “yo siempre miro los partidos, ya me he hecho aficionada, entonces estuve viendo el juego, yo no vi a Pablo, él me dijo que iba a viajar con ellos, pero no pensó que yo iba a ver el juego, pero yo como quiera lo vi”.
“Mis hijos se reían de mí porque decían que veía el juego y Pablo estaba en otro lado, en la concentración del primer equipo”, pronunció.
Con carro prestado, un viaje no planeado pero con la felicidad de ver a su hijo cumplir su sueño, los padres de Pablo, sus hermanos y una sobrina de la familia, emprendieron el viaje de Ciudad Victoria a Pachuca, un viaje que duró alrededor de ocho horas, pero que para ellos fue una eternidad.
“Ya después me enteré de eso, un día antes me marcó muchas veces, quería hacer una videollamada con todos y nos dijo que iba con el primer equipo a salir, él nos dijo que fuéramos, yo estaba en shock, llorando, mi esposo también, todos. Después de la llamada fue un llamar y llamar porque el carro de nosotros no podía salir a carretera, para acabarla, buscamos quien nos pudiera prestar mueble, conseguimos y nos fuimos temprano, íbamos bloqueados, no nos caía el 20, lloré hasta que iba llegando al estadio”, recordó.
“Mi esposo, mi hija, todos lloramos, cuando lo vimos que entró, a calentar fue más emoción, fue mucho sentimiento, ya al final nos aventó su playera con la que jugó, fue algo indescriptible”.
Ella no se imagina lo que Pablo vivió, pero para ella fue un recuento de todo lo vivido, un flashback de todo, desde que dejó a José Pablo en Pachuca cuando aún era niño hasta lo que vivió actualmente.
“A mi me pasó toda su vida desde que lo fui a dejar, hasta ese momento, toda su vida me corrió en segundos, no se puede describir, verlo entrar a la cancha, agarrar la pelota, es un sueño que él tenía pero que también nosotros lo sentimos”, comentó.
‘FUE UNA EXPERIENCIA DE OTRO MUNDO’
Para Pablo Saldivar aún recuerda las palabras que dio a éste mismo medio de comunicación hace varios años, en los que dijo “me veo en unos años en primera división, en la selección”, este año esas palabras se volvieron realidad.
“Es una experiencia de otro mundo, es por lo he trabajado y luchado desde que llegué a la institución y que mejor que en un play-in, algo que nadie se espera”, dijo.
“He estado desde los diez años aquí (Pachuca), pasé por todas las categorías, orgullosamente pude lograrlo. Sin duda es para mi familia, que estuvo en las gradas, siempre me apoyaron y es para ellos”.
Por si fuera poco el tamaulipeco pocas semanas después vivió la experiencia de estar en la final de CONCACAF Liga de Campeones en la que Pachuca quedó campeón, por lo que sin dudarlo el 2024 siempre será recordado por José Pablo Saldivar García y su familia.
Esta es una historia que hoy no se puede decir que termina, pues seguramente José Pablo y su familia vivirá más cosas con los Tuzos en primera división, algo que lo motiva a seguir trabajando día a día para lograr más objetivos.
Esta es una historia que pocos pueden contar, una historia que es sinónimo de trabajo, de paciencia pero sobre todo de ÉXITO; el camino aún es largo, aún queda mucho por vivir, pero seguramente Pablo podrá recorrer todo eso con más experiencias de vida y deportivas que ha adquirido en más de 10 años, siempre habrá muchos más sueños que cumplir y que mejor que sea junto a tu motor: LA FAMILIA.
POR. DANIEL VÁZQUEZ
EXPRESO-LA RAZÓN