“Todo en tiempo y forma”, solía decirse en los años dorados del PRI, con don FIDEL VELÁZQUEZ en calidad de ideólogo y la frase complementaria de rigor: “ni antes, ni después”.
La actual transición mexicana entraña procesos tan complejos que acaso quepa un manotazo en la mesa para calmar a los acelerados que hoy quisieran ver a la nueva mandataria rompiendo lanzas con su hacedor, exjefe y virtual antecesor.
Con justificada razón se mantiene en el misterio la manera en que deberá desmembrarse este mando bicéfalo que hoy recorre la República. El viejo mandatario en su tour de despedida y la dama entrante en su primera marcha triunfal.
Todo tiene su tiempo, mire usted. Hay campaña en medios coleccionando declarantes de los más diversos órdenes con la misma cantaleta y similar apuro, pidiendo a la dama que se desmarque (a la de ya), pinte su raya, rompa el cascarón y (por fin) la mariposa salga volando de la crisálida.
Le piden casi en tono de exigencia que haga valer su condición de candidata triunfante para generar una agenda propia, ya sin la sombra de LÓPEZ OBRADOR.
En este sentido van las declaraciones de MARINA GARCÍA, directiva del Consejo Coordinador de Mujeres Empresarias en Jalisco quien está pidiendo a la doctora SHEINBAUM “que marque su línea y le dé un sentido personal a su forma de gobernar”.
Otra dirigente de cúpulas empresariales, LOURDES CÁZARES, pidió a la Presidenta electa que “demuestre su capacidad de liderazgo y no se limite a seguir las directrices de LÓPEZ OBRADOR.”
En tanto que BEATRIZ MORA, de la Comisión de Mujeres Industriales, señaló que el Presidente debería “aceptar que su periodo está terminando y permitir” que CLAUDIA “lidere su propio proyecto.”
ADELANTANDO VÍSPERAS
Aún más fuertes y con mayor aforo mediático se escuchan las voces del empresariado norteamericano sobre el mismo tema y similar orientación.
El diario neoyorquino Wall Street Journal transmite por estos días el mensaje puntual de los mercados, cuando nos encontramos a tres meses del cambio gubernamental.
Los inversionistas, dice el WSJ, “están preocupados” de que AMLO “pretenda gobernar tras bambalinas”, pese a sus promesas de retirarse por completo a su rancho en Palenque, pues “muchos dudan de que se trate de un retiro silencioso”, apunta el artículo firmado por JOSÉ DE CÓRDOBA (https://is.gd/yYlKpd).
Temen, añade, que ANDRÉS MANUEL “pueda convertir su exuberante hacienda en una oficina central que podría eclipsar a SHEINBAUM cuando se mude el 1 de octubre a Palacio Nacional.”
Enseguida encajan una cita de ALEJO CZERWONKO, ejecutivo de mercados emergentes en UBS GLOBAL WEALTH MANAGEMENT advirtiendo que a México “le espera un camino nublado”, en referencia a una probable concentración del poder.
Y también la opinión del exdiputado CARLOS HEREDIA: -“Una cosa es segura, él dista mucho de ser un Presidente saliente”, “Sheinbaum está bajo la sombra del caudillo”.
Ante lo cual, el redactor estima:
-“Muchos dudan que se enfile a un retiro apacible. La oposición y algunos inversionistas temen que pueda convertir su exuberante hacienda en una oficina central que podría eclipsar a SHEINBAUM.”
Para añadir otras opiniones, como la de RYAN BERG, director del Programa de las Américas del Centro de Estudios Estratégicos Internacionales de Washington: -“La cuestión de quién gobernará México, especialmente al principio, es difícil”.
Con la de ERIC FARNSWORTH, quien encabeza la oficina en Washington del Consejo de las Américas, grupo de expertos, según la cual, AMLO “está entregando la estafeta sin dejar de aferrarse a ella”.
Y también DUNCAN WOOD, experto en México del Wilson Center, grupo de investigación con sede en Washington: -“Ciertamente estamos en el territorio de un Gobierno de partido único, y esta vez todo está basado en LÓPEZ OBRADOR”.
¿QUIÉN LEE AL WSJ?
Desde luego, hubo respuesta. Este lunes, desde la conferencia matutina, ANDRÉS MANUEL le recetó al WSJ el mismo repertorio de (des)calificativos que acostumbra para casos así.
El medio tendría (dijo) “un desconocimiento total” de los ideales que inspiran a la Cuarta Transformación, con un editorial “lleno de mentiras”, sobre el cuál se preguntó:
-“¿Qué periodismo serio puede ser el que se diga en un editorial en el Wall Street Journal, de que yo voy a seguir siendo el poder detrás del trono?”
El texto constituye “una falta de respeto” a la doctora SHEINBAUM y (añadió) “a las mujeres”. Es decir: “un desconocimiento completo de lo que somos, de nuestras convicciones, de nuestros ideales.”
Después vendrían algunas consideraciones algo curiosas que dibujan la visión del mandatario en torno a los medios, dentro y fuera del país. Su impacto marginal:
-“Al Wall Street Journal, yo creo que lo deben de estar leyendo en el mundo el 0.0001%. Es nada, una minoría.” (…) “Estoy seguro de que el 99% de los mexicanos no saben que existe un periódico en Estados Unidos especializado en finanzas que se llama el Wall Street Journal.” (https://is.gd/1Mmter).
Y bueno, más allá de consideraciones sobre auditorios y efectividad de medios, lo cierto es que todas estas opiniones del empresariado nacional y de los medios norteamericanos, pecan de anticipadas.
Parecen tener demasiada prisa en precipitar una salida estilo HAMLET, como ocurrió en las transiciones de 1934, 1976, 1982 y 1994. Pero ocurre que al arranque del presente julio, ni estamos en tiempos ni las circunstancias pintan para ello.
Todo tiene un momento, ni antes, ni después, aunque las características tan especiales que observa la sucesión hacia el interior de la 4T podrían acaso ofrecernos un traspaso donde las divergencias sean mucho menos visibles y los resultados más efectivos. Es otra narrativa.
POR CARLOS LÓPEZ ARRIAGA
BUZÓN: lopezarriagamx@gmail.com
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