El día vino pronto por su noticiario y el sol busca un cuerpo despierto. Bajo el sombrero de un tejado pienso en ti muy temprano. Continuamente hablo de ti cuando camino. Le doy palabras a lo nuestro y me sorprende la cantidad de objetos, momentos y silencios, metros y tal vez kilómetros que nos acercan en vez de vernos lejos.
Quiero hacer fuerte el oficio de quererte y sujetarte con fuerza, abrazarte la vida, tenerte muy cerca, leer en tus ojos antes de dormir la historia más bonita jamás escrita.
Mi vida es la puerta y tú eres la luz que entra. Y sales de pronto, apareces en mis manos, en el agua que bebo, en la memoria que hace recuerdos, en los platos donde comemos, en mi cuerpo tatuado de tus besos, en el aire, en todo lo que veo y en lo que oigo, por decir lo menos.
Y te vuelves paloma en mi pelo y te vuelves voz en mi desvelo, juramento en mis palabras, te haces te quiero. Parpadeas y son palomas sueltas, tus ojos de a poco se abren como el cielo, me estás mirando, y nazco de nuevo.
Muchos poemas se han escrito, pero estos son los de tus ojos. Solamente tú te acercas a mi alma y platicas. Te vieron mis venas con tu sangre, mi mesa y el hambre, te vio mi cuerpo delgado.
Quiero ser el aire. Quiero a partir de ahí serte indispensable. Y quiero ser ingenuo como niño para creer en todo, para asombrarme, para sorprenderme con la sombra de tu cabello.
Al borde del agua, desde donde se ve el sol que se mete y en todos los espejos de los días más soleados , tu eres mi vida y todo lo que buscaba. En casa, con mis manos tranquilas ando tus pasos, leo tus palabras en las paredes por donde la ciudad pasa.
La vida es una estación en los ojos, en el remanso solitario de un puerto, bajo el puente respirando, amor, pocas veces el amor tiene tantas palabras en un vaso, pocas veces y muchas encontraré la forma de darte un inesperado beso.
Transito sobre tu cuerpo en lo alto, entre los árboles, me reconoces, en tu nombre bebo un trago de esta noche. Desesperadamente te quiero, corres por mis venas, mi corazón es el parque donde juegas.
He hecho un camino hacia esta hora de mi casa. Estás en el plano de mis brazos donde puedo apretarte. Mañana, en el planeta y todos los días me verán frente a ti. Cada instante tendrá el aroma que dejas en las palabras. Le hablo al aire que te alcanza. Al cabello que se mueve como a una cortina de tu casa . Le hablo a tu alma, como una ola, desde una gran sonrisa.
Y en el aire antes de que llegaras había señales, y la luz, el resplandor, era una luna tu cuerpo, por eso supe reconocerte, te había soñado muchas veces
Es muy romántico lo que nos sucede, y es muy lindo. Es un privilegio escribirte. Con tus fundamentos, tu piel, tu rostro extraordinario.
Tu risa es un rayo de luz y yo la pared en donde te dibujas. Al amanecer mi alma de niño te busca y me veo en el fondo de tus ojos. Lo que te he dicho tiene un valor específico, y quiero eso que te dije y que ahora te digo cuando te miro.
Me quiero en tus dominios, en tus martes y en todos los días, te quiero en mi voz que te habla desde la luna.
Abrázame con tu alma, dame vueltas al rededor del cuarto. Quiero poner mis labios en tu ombligo en este lado de la patria. Decir te amo es poco cuando puedo ir más cerca, morder tu prisa, sacar el hambre para llegar a casa.
Óyeme caer despacio acariciando la luz y el solsticio de tu cuerpo. Óyeme caer en los tejados, escurrir en el patio. Óyeme al primer incendio, a la primera palabra en el viento. Estoy a tu lado, cada palabra que digo tú la dices conmigo.
HASTA PRONTO
Por. Rigoberto Hernández Guevara