CIUDAD VICTORIA, TAMAULIPAS.- En el mundo del fútbol, en el que los sueños suelen enfocarse en anotar goles y jugar con los mejores del país o del mundo, Aldo Sebastián Martínez eligió un camino distinto pero igualmente apasionante: el arbitraje.
Desde muy pequeño, el victorense Aldo vivió la pasión del fútbol, jugó en categorías infantiles y juveniles pero un día decidió colgar los tachones, agarrar el silbato y tomar las tarjetas amarilla y roja, motivado por ese legado familiar en el que su padre y hermanos han sido árbitros, pero sobre todo impulsado por una promesa que hizo a su hermano, Elton que hace unos años dejó el pleno terrenal, “nadie lo sabe, pero cuando estaba enfrente de la caja cuando él murió, yo le prometí que iba a cumplir su sueño, que ahora sería el mío también, que llegaría a ser un árbitro profesional en primera división”, contó Aldo en exclusiva a Oé-Expreso.
Con el amor que ya tenía al fútbol y ahora el arbitraje, en pleno proceso de formación, Aldo Sebastián trabaja arduamente con la vista puesta en un objetivo claro: llegar a lo más alto en el arbitraje de fútbol profesional, cumplir su sueño y la promesa por la que se motiva a diario.
SU COMIENZO EN EL FÚTBOL
Aldo comenzó su relación con el fútbol desde muy temprano en su vida, participó en equipos locales y destacando en torneos como la Copa UAT, “comencé en el equipo de Argentina, entrenábamos en las canchas del Río, ahí estuve desde los 3 años hasta los 10 mas o menos, después me pasé a Escuela de Fútbol Victoria, después jugué con Titanes en lo que es cuarta división”, indicó.
Por su mente nunca pasó en ser árbitro, a pesar de que su padre fue juez profesional, o sus hermanos e incluso primos también lo intentaron y llegaron a estar dentro del fútbol de Segunda División o Ascenso.
“Yo soñaba con ser jugador profesional, creo que como todos lo hacemos, yo quería llegar a jugar en primera división, pero después de estar en Titanes jugué en un equipo que se llama TDN, en ese me lastimé algo feo, la clavícula, necesitaba estar fuera varios meses, después de regresar a mi me cayó el veinte, yo ya entrenaba para árbitro solo por hobby, así que tomé la decisión”.
Y es que Aldo aseguró que fue pensante, y aunque si consideraba tener un nivel aceptable como jugador, sabía que no le iba a alcanzar para llegar a jugar profesionalmente además de que por la edad, ya las puertas se cerrarían cada vez más.
“También el tema físico por la lesión, me dejó algo inseguro, no me sentía cómodo, así que dije, ‘me quedo al arbitraje’, y seguí entrenando con el grupo de árbitros”, una profesión que como ya mencionamos, vivía de cerca en su hogar.
Fue un momento decisivo en su vida; en lugar de alejarse del deporte que tanto amaba, Aldo decidió cambiar de perspectiva y encontrar una nueva manera de seguir vinculado al fútbol. Así, comenzó su camino en el arbitraje, en la que lleva consigo la misma pasión que tenía como jugador, pero ahora con el silbato en la mano.
EL AMISTOSO QUE LO CONVENCIÓ
Aunque la decisión estaba tomada, aún estaba en el limbo, Aldo aún no sentía esa pasión por el arbitraje como sí lo sentía por el fútbol, pero por azares del destino, le llegó una señal, tal vez, de que eso era para él.
“Yo en Titanes tuve de entrenador a ‘La Muga’, un día entrenando con los árbitros, me acerqué con él que estaba entrenando ahí en la Unidad Deportiva, vio que estaba en los árbitros, él me dijo que tenía un juego amistoso de la categoría juvenil que si le ayudaba a arbitrar, le dije que sí, a mi me servía, iba a ser mi primer juego, fui, lo disfruté, tenía poco entrenando, pero por lo que sabía pues viendo a mi papá, a mis hermanos, lo hice, sentí que lo hice bien, me sentí cómodo y ahí fue donde dije de aquí soy, me decidí por el arbitraje”, puntualizó.
EL DIA MÁS DIFÍCIL Y LA PROMESA QUE TIENE QUE CUMPLIR
Antes de vivir este sueño del camino hacia el arbitraje profesional, Aldo tuvo que pasar una experiencia que es muy difícil vivir para quienes han estado en esa situación, pues lamentablemente falleció su hermano Elton, quien en ese entonces estaba en el mismo camino de tercera y segunda división como árbitro.
“Tenía 16 años cuando ocurrió el accidente de mi hermano. Yo me encontraba en clases cuando mi papá me llamó para decirme que mi hermano había tenido un accidente. No me dio muchos detalles, sólo me dijo que irían por mí a la escuela, para que no me saliera, ya que casi era la hora de salida. Fueron por mí y, al llegar a casa, me dieron la noticia”, señaló.
“Fue un duro golpe mis papás no lo saben, pero cuando tuve la oportunidad de despedirme de mi hermano, no lo hice en persona, pero sí pude verlo cuando lo velábamos y le prometí que iba a luchar. Le dije que iba a luchar por entrar en Liga y seguir con su legado, con su nombre, con el mío y con el de mis papás. Luchar por conseguir el sueño de ambos, porque sé que él también tenía el sueño de llegar a la Liga Mx”, subrayó.
Aldo vivió meses oscuros, meses en los que fue difícil vivir, pero sabía que la vida tenía que continuar, por más fuerte que fuera el golpe, tenia que levantarse, hacerse fuerte, continuar…
“No lo olvidas, nunca puedes olvidar a una persona, a un hermano. Es duro llevar esa pérdida contigo. Sí tuvo sus repercusiones en mí, pero como muchos dicen, no lo olvidas ni se olvida ese dolor, aprendes a vivir con él, así que decidí seguir adelante, y en busca del sueño de los dos”, manifestó.
Aunque han pasado varios años, Aldo no olvida a su hermano y en cada partido lo recuerda, “siempre, en todo momento, en cada partido que se me complica o que es importante, lo llevo conmigo. Sé que él está conmigo, viéndome, y así como mi familia me apoya, él me apoya desde allá. Él está conmigo para que yo dé lo mejor de mí. Al final de cuentas, por algo pasan las cosas y seguramente él está allá arriba. Cada día que entro al campo, pienso en él”, dijo.
EL CAMINO AL PROFESIONAL
Tras todo lo sucedido se enfocó aún más en el arbitraje, empezó a vivir sus primeros torneos en Copa UAT, en la Liga de la Academia Lucas Ayala, entre otros torneos infantiles y juveniles a nivel amateur.
“También participé en la liga nacional juvenil sub 13 y sub 15, donde empecé como asistente. Recuerdo que mi primer partido como central en esa liga fue en 2019, entre Correcaminos y un equipo de Tampico. También arbitré en torneos estatales y nacionales del Sector Amateur”, contó.
Posteriormente dio el salto al arbitraje profesional ya con la mayoría de edad, pues en el 2021 hizo pruebas para formar parte del grupo en Tampico, las cuales pasó con éxito, por lo que empezó en Tercera División.
EL DÍA DE SU DEBUT Y MÁS
El 20 de septiembre del 2021 tras varios años de prepararse y estudiar el reglamento de pies a cabeza, logró su debut como asistente en la Tercera División, “fue en Monterrey, en un partido entre San Cosme y San Isidro de Laguna. Fui el asistente número dos. Sentí muchos nervios, pero mis compañeros me dieron la confianza para hacer bien mi trabajo. Fue una experiencia muy intensa, pero gratificante”.
En su primer torneo fue asistente, hasta que en el 2022 hizo su debut como árbitro central, “empecé rotando como asistente en la tercera división profesional hasta que debuté como árbitro central en Altamira en 2022, fue algo muy bonito, También he arbitrado en la Liga Premier y en categorías juveniles sub 15. Cada debut es especial, se siente la presión y los nervios, pero es parte del proceso de crecimiento”.
Desde entonces ha mantenido un intenso trabajo, ya con dos años de experiencia en tercera división, ha sido llamado con más recurrencia a Liga Premier, un nivel más arriba como asistente y espera hacerlo pronto como árbitro central.
Por lo pronto, la preparación no termina y recientemente árbitro un juego de nivel de Expansión en Ciudad Victoria, pues aunque fue amistoso, lo disfrutó y le dio confianza, “me sentí bien, a mi me sorprendió sinceramente cuando me convocaron, me llegó el correo y sí fue como que ‘wow’, porque es un equipo de Expansión, otro de Sub-23, entonces quiere decir que estamos haciendo bien las cosas y estoy feliz de vivir esa experiencia que mi familia pueda verme, fue bonito y no queda más que seguir trabajando”.
DEL ARBITRAJE A LA CRIMINOLOGÍA
A la par del arbitraje, Aldo Sebastián también se ha caracterizado por ser un buen estudiante, a pesar de la exigencia que tiene al ser árbitro profesional, ha sabido llevar el estudio en l Universidad Autónoma de Nuevo León en la carrera de criminología, carrera que eligió por una serie.
“Yo la elegí por la serie de crimines, a mi me gustaban, pero ya que estás ahí no es nada de lo que vemos en la vida de la televisión, pero aún así me gustó, además fue difícil entrar, fue un examen muy difícil y en tiempo de pandemia, tuve que estar en clases de apoyo varios meses, gracias a Dios me aceptaron en la UANL y estoy cerca de terminar”, señaló.
Con una maleta llena de ropa arbitral, una computadora para sus tareas y planes de juego, con su traje de vestir colgando de su cuerpo, Aldo se mira constantemente en las líneas del metro de Monterrey, “saben que soy de fuera, cuando me miran piensan que voy de vacaciones, porque llevo maleta, mochila y todo”.
“La verdad no es fácil llevar el arbitraje con la escuela, me divido en dos, a veces me ha tocado hacer tareas, estudiar o trabajo finales hacerlos en carretera, en el autobús o en el hotel, sales un viernes de tu casa, regresas un domingo en la noche o madrugada de lunes entonces estando allá llegas un lunes en la madrugada 2, 3 de la mañana, y te duermes 2 horas y tienes que estar en la universidad a las 6 de la mañana pero es parte del sacrificio, mis padres me inculcaron el estudio, y es algo que debo sacar adelante, primero que el arbitraje”, puntualizó.
SU SUEÑO EN EL ARBITRAJE
Aun con una carrera muy joven y con muchos años por vivir en el arbitraje, Aldo Sebastián piensa en grande, y aunque sabe que tiene que prepararse, su sueño es llegar a la Liga Mx y cumplir su sueño, el de Elton y así de pasada, el de superar a su padre.
“Tenemos mucho trabajo que hacer, estamos en el inicio del proceso pero no mentiré, sí quiero llegar a ser árbitro de primera división, ese es mi sueño, aunado s la promesa que ya mencioné, es algo que yo quiero vivir. Mi papá, como comentaba, llegó a primera, a primera división. Él llegó como cuarto árbitro, si yo pudiera llegar a la liga como cuarto y emparejarme con él muy bien y si puedo llegar a la liga como central o como asistente, pues estaría también muy bien, si se puede mejorarlo, yo sé que a él le gustaría que lo mejorara, pues si se puede yo estaría muy feliz de lograrlo. Y sobre todo seguir con el legado de la familia”, confesó.
También Aldo agradeció a todas y todos los que lo han apoyado, desde los colegios de árbitros de Tamaulipas que dirigió Jaime Manríquez y sus diferente equipo de trabajo, hasta los coordinadores de arbitraje profesional, a la Comisión de Arbitraje, a sus padres, hermanos, familia en general, “todos me han apoyado, es algo que quiero lograr, ser grande en el arbitraje para regresarle algo de lo tanto que me han ayudado a mejorar y por estar conmigo”, finalizó.
La trayectoria de Aldo Sebastián Martínez es un claro ejemplo de cómo la pasión y la determinación pueden transformar la adversidad en éxito. Desde sus inicios en el fútbol hasta su evolución como árbitro profesional, Aldo ha demostrado que los sueños se pueden cumplir con esfuerzo y compromiso. Su promesa a su hermano Elton y el legado familiar lo impulsan cada día a alcanzar nuevas metas, con la meta final de llegar a la Liga MX y superar los logros de su padre. En cada partido, Aldo lleva consigo no solo el recuerdo de su hermano, sino también la convicción de que su camino en el arbitraje es su verdadero destino.
A medida que continúa su ascenso en el mundo del fútbol, su historia nos recuerda que, a veces, el mayor desafío o golpe que la vida nos da es también la mayor inspiración. Sin duda, no veremos a Aldo descansar hasta verlo con el silbato en mano en el máximo circuito del fútbol mexicano, con ese carácter que despliega en el terreno de juego: un Aldo ‘modo árbitro’ que se transforma y deja atrás al joven amable para convertirse en una figura autoritaria y de presencia singular.
POR DANIEL VÁZQUEZ
EXPRESO-LA RAZÓN