CIUDAD VICTORIA, TAMAULIPAS.- Francisco Cortez vivió un día que quedará marcado para siempre en su memoria: su debut como entrenador en un Clásico Tamaulipeco. Convertido en el segundo victorense en lograr tal hazaña, describió esta jornada como el mejor día de su vida. Su pasión por el color naranja no es un secreto; desde niño, asistía a los partidos de Correcaminos como balonero, acompañado de su familia o trabajando para poder ver a su equipo. Incluso vivió una etapa como jugador. Pero este día fue diferente. Fue el día en que su amor por Correcaminos alcanzó su máxima expresión: liderar al equipo desde la cancha.
La Entrada Triunfal
Paco fue el último en salir al campo, mientras los fuegos artificiales iluminaban el cielo y los equipos se formaban. Se detuvo por un momento para oler el pasto, empapándose del escenario donde haría su debut como entrenador de Correcaminos. Tras saludar a su homólogo, Gastón Obledo, tomó asiento junto a sus fieles asistentes, Arturo Chávez y Daniel Ipata, quienes le señalaban con precisión la mitad de la cancha.
El Silbatazo Inicial y las Primeras Emociones
Con el pitido del árbitro, comenzaron las órdenes y gritos desde la banca: “¡Presión, presión!”, “¡Atentos al medio campo!”. La voz de Paco se hacía escuchar entre el ruido ensordecedor del público. A los 15 minutos, Correcaminos tuvo su primera aproximación, cuando Sergio Treviño llegó hasta el área rival. Sin embargo, la presión defensiva impidió el disparo, lo que llevó a Paco a llevarse las manos a la cabeza en señal de lamento, solo para luego aplaudir, animando a su equipo a seguir adelante.
Momentos de Tensión
Al minuto 32, la Jaiba Brava estuvo cerca de abrir el marcador. Un disparo que se estrelló en el poste, seguido de una intervención salvadora de Rubén Castellanos, mantuvieron a salvo a Correcaminos. Fue entonces cuando Francisco Cortez comenzó a mostrar signos de preocupación. Caminaba nerviosamente a lo largo del área técnica, con las manos en los bolsillos, rascándose la barba y observando cada movimiento en el campo.
A pesar de la presión, Paco no se sentó ni un momento. Cruzado de brazos, intercambiaba señales con la banca y, a los 35 minutos, se acercó a sus asistentes para discutir ajustes tácticos. La calma comenzó a regresar a su rostro cuando Correcaminos retomó el control del partido, aunque no dudó en mandar a calentar a toda la banca.
El Ajuste en el Descanso
Con el final de la primera mitad, Paco se retiró al vestuario para replantear la estrategia. El segundo tiempo comenzó de manera similar, con Correcaminos sufriendo los embates del rival. Pero esta vez, la respuesta desde la banca fue inmediata. Paco llamó a Yair Espinosa y Alonso Flores, dos jugadores experimentados que podrían marcar la diferencia. Antes de entrar al campo, Arturo Chávez les dio las últimas indicaciones, mientras Paco observaba el partido con intensidad.
Una Segunda Mitad de Análisis y Decisiones
El ambiente en las gradas se intensificó con cada aproximación de la Jaiba Brava. Paco y Chávez comenzaron a intercambiar opiniones de forma más constante, enfocándose en el centro del campo, una zona donde Correcaminos estaba siendo superado. Tras varios minutos de análisis, Paco decidió introducir a Alexis Villarreal, quien recibió instrucciones precisas del cuerpo técnico antes de ingresar.
Durante todo el segundo tiempo, Paco no dejó de aplaudir, gritar y motivar a sus jugadores. “¡No bajemos la intensidad!”, gritaba mientras gesticulaba enérgicamente. Recriminaba algunos movimientos de sus jugadores, pidiéndoles calma y control en el manejo del balón. Cada pausa era aprovechada para consultar con Arturo Chávez y ajustar la estrategia.
El Final del Sueño
Finalmente, Correcaminos logró controlar el partido. Cuando el árbitro señaló el final del duelo, Paco Cortez había completado su primer Clásico Tamaulipeco como entrenador. Con emoción contenida, expresó: “Para mí es un orgullo, es un sueño cumplido. Este es el equipo de mis amores, y debo confesar que es el mejor día de mi vida. Es algo especial vivir mi primer Clásico Tamaulipeco, además de jugar con tamaulipecos, con jóvenes que tienen este escenario. Es algo que me llena de orgullo”.
POR DANIEL VÁZQUEZ
EXPRESO-LA RAZÓN