Si nada extraño ocurre, el Consejo General del Instituto Nacional Electoral aprobará esta semana la distribución de plurinominales que le da a Morena y aliados una mayoría abrumadora en el Congreso de la Unión.
Le alcanzaría, según la propuesta que circuló desde ayer, para tener el 73 por ciento de los votos en la Cámara de Diputados, si se cuenta a los legisladores morenistas, del PT y del Partido Verde.
Mientras que en el Senado se quedarían a solo tres posiciones de la mayoría calificada al alcanzar 83 escaños.
Basta conocer los usos y costumbres de la democracia partidista mexicana para entender que a la 4T no le costará mucho trabajo alcanzar esos tres votos, que le permitirían reformar la Constitución.
La Dirección de Prerrogativas y Partidos Políticos presentó ayer su propuesta en la que se determina que Morena tendría 236 diputados.
Inicialmente, al partido guinda le habían sumado 21 legisladores que compitieron con las siglas del PVEM y PT para tener 257.
Mientras que la Oposición tendrá 135; el PAN 72, el PRI 35, Movimiento Ciudadano 27 y el PRD solo uno, además de una candidata independiente.
Lo que se sabe es que la mayoría de consejeros votarán a favor de esta propuesta, a la que se opone un bloque minoritario que insiste en que la 4T no puede tener el 72.8 por ciento de la Cámara cuando ganó el 59.9 por ciento de los votos.
Quienes respaldan la propuesta que se discutirá coinciden en que la Constitución estipula que el límite de 8 por ciento a la sobrerrepresentación aplica solo por partidos políticos y no puede tomarse en cuenta para toda la coalición.
De confirmarse esta tendencia que por cierto es la misma que han avalado los tribunales electorales en los últimos procesos, la presidenta Claudia Sheinbaum tendrá en sus manos una potencia legislativa que no se registraba en el país desde los tiempos del PRI hegemónico.
Esa aplanadora será suficiente para que la batería de reformas estructurales presentadas por el presidente López Obrador desde inicios de este año, sea aprobada sin problemas en el Congreso de la Unión, y después en al mayoría de los congresos locales.
La decisión de los consejeros del INE, bajo los reflectores de la 4T y de la oposición, se dará justo en el momento en que se intensifican las protestas contra la reforma judicial.
La pregunta en todo caso es hasta dónde se atreverán a llegar jueces y magistrados en su intento por presionar a los otros dos poderes para que metan freno a la iniciativa que los obligará a ir a las urnas si quieren mantener sus posiciones.
Más allá de filias y fobias, queda claro que el país vive un momento histórico.
POR MIGUEL DOMÍNGUEZ FLORES