Los profetas del apocalipsis que trabajan intensamente en los medios y las redes sociales, tienen más de 6 años anunciando los males demoníacos que llegarían a Mexico como consecuencia de haber votado por Morena y elegido a Andres Manuel Lopez Obrador como presidente: la crisis económica, la fuga de capitales, la dictadura, la pérdida de las libertades, el estado fallido, la hiperinflación, la ruina económica, el desempleo y la pobreza creciente. Pero sucedió lo contrario, todos los indicadores de la economía son favorables y el demonio con todos sus males no llegó.
Durante el proceso electoral mintieron un día tras otro, reinventaron las matemáticas y las convirtieron en cuentas y estadísticas sicodélicas que contradecían toda lógica y descalificaron a las encuestas y las encuestadoras. Calumniaron al presidente, a su partido y a su candidata. Inflaron cruelmente la figura de una candidata opositora sin méritos y después del fracaso electoral acusaron un fraude monstruoso y exigieron transparencia, la respuesta fue revisar frente a ellos voto por voto y casilla por casilla con el resultado de que la diferencia entre la candidata ganadora y su contendiente se hizo más grande y contundente.
Pasaron entonces a la pelea por el Congreso de la Unión a tratar de ganar en la mesa de las decisiones electorales lo que no pudieron ganar en las mesas de casilla, difundieron una interpretación torcida de las reglas de asignación de los diputados y senadores de representación proporcional para evitar que los triunfadores de la elección obtuvieran la mayoría calificada. También en esa causa fracasaron, el INE resolvió asignando la representación proporcional en las dos cámaras conforme a la legislación electoral y el TRIFE hará lo mismo.
Ahora los males demoniacos que se anuncian en la nueva campaña de los comentologos en medios y redes sociales es declarar la muerte de la democracia y de la república, y el anuncio de una dictadura autoritaria y tiránica que se instaurará con las reformas que discutirá el Congreso de la Unión a partir del próximo primero de septiembre que serán aprobadas sin duda por esos órganos legislativos.
Mienten nuevamente cuando dicen que la Suprema Corte de Justicia y el Poder Judicial serán construidos al modo o a la medida del Poder Ejecutivo, y que no habrá contrapesos porque van a desaparecer los organismos autónomos, pero omiten decir que en la estructura del estado mexicano, los contrapesos naturales se dan precisamente en la división de poderes: un Poder Legislativo que emite las leyes, un Poder Ejecutivo que las cumple y un Poder Judicial que garantiza su cumplimiento con apego a la ley.
Los organismos autónomos fueron creados con personalidad jurídica y patrimonio propios y entregados a la derecha como una forma distorsionada de comprar tranquilidad política, su ausencia no impedirá que el ejecutivo cumpla esas funciones con apego a las leyes y la sanción vigilante del poder judicial y de la sociedad entera.
Señala la Presidenta de la Suprema Corte de Justicia, con una visión distorsionada del sentido de su función, que la elección directa de jueces, magistrados y ministros los convertirá en súbditos de los electores y no del derecho, que la aplicación de las leyes estaría en manos de los más populares y no de los más preparados. El Poder Judicial como el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo han sido instaurados por el pueblo de México para su servicio y la forma de su nombramiento, en el caso del Poder Judicial, no cambia sus funciones. Los jueces, magistrados y ministros, seguirán cumpliendo con su deber con apego irrestricto a la Constitución y las leyes de México.
Harán su carrera judicial mediante la reelección periódica de acuerdo a su desempeño, la mejor propaganda de sus campañas electorales será el trabajo eficiente de los tribunales. La elección de los juzgadores será un recordatorio para ellos del origen del poder que ejercen en nombre y al servicio de toda la sociedad.
Pero los juzgadores ya no van a contar con los millones de pesos al año de sueldos, compensaciones y gastos que cada uno percibe actualmente. Tampoco con los seguros de gastos médicos mayores y sus pensiones y jubilaciones millonarias, ni con los miles de millones de pesos en fideicomisos con los que cuentan solo ellos entre todos los servidores públicos del país. Ahora contaran con todas las prestaciones y servicios a que tienen derecho, con los mismos montos y tabuladores que cualquier otro servidor público.
Mientras tanto las reducidas fuerzas de la derecha opositora empresarial, los panistas y los priistas, la marea rosa y los comunicadores apocalípticos seguirán aplaudiendo la injerencia extranjera y preparando sus expedientes para las cortes internacionales de derechos humanos, a las que acudirán para decir ante el mundo que el triunfo de 36 millones de desarrapados no es democracia, por el contrario, es la mejor prueba de que se violaron sus derechos. Seguirán esperando al demonio que no llega y todos los males que lo acompañan, que según sus cuentas, confirmarían que sí, que ellos tenían razón.
POR JESÚS COLLADO MARTÍNEZ