Todos los sistemas políticos en el mundo tienen “mecanismos de protección” establecidos en sus Constituciones para protegerse ante una fuerza política que por sí sola busque cambiar las instituciones y mecanismos creados para salvaguardar los principios esenciales de ese sistema.
Nos costó mucho llevar a cabo modificaciones constitucionales que obligaran al Estado a la apertura democrática, misma que permitió la transición a la democracia y llegaran al poder distintas fuerzas políticas, como la que hoy gobierna.
Mencionaré algunas de estas reformas: 1977: Reconocimiento constitucional a los Partidos Políticos, consideración de los diputados de representación proporcional, sistema mixto electoral.
1990: Creación del Instituto Federal de Elecciones y creación del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación
1994: La reforma a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, la cual permitió tener un poder judicial con capacidad de defender la Constitución y generar un mecanismo para que fuera independiente.
1996: Financiamiento público a Partidos Políticos, sistema electoral mexicano
2004: Ley de transparencia que crearía el organismo constitucional autónomo que conocemos como INAI. Para que estas conquistas se mantuvieran en 1996 se modificó el 54 constitucional con la intención de que ninguna fuerza política tuviera las dos terceras partes en la cámara de diputados y que con eso se obligara a tomar en cuenta a los partidos de oposición para poder reformar la Constitución.
Esto implicaba que ningún partido político tuviera más de 300 diputados, ese era el mecanismo de protección que parecía tener nuestro sistema político para protegerse.
Por eso en el sexenio de EPN se diseñó el Pacto por México para poder realizar las reformas constitucionales, eso ameritó negociaciones.
El sistema funcionaba, obligaba a los partidos en el poder a dialogar con la oposición, a generar acuerdos y a que las minorías fueran tomadas en cuenta para las modificaciones constitucionales.
A los legisladores de la reforma constitucional del 54 omitieron poner en la fracción III la palabra “Coalición” dejaron solo la palabra partido, por eso esta semana el Tribunal (que no tiene capacidad e interpretación) ha validado una sobrerrepresentación y así hoy se pasa por alto un mecanismo de protección que tenía el sistema político establecido en la Constitución para que no se modificará sin el consenso de otras fuerzas políticas.
Hoy esa mayoría artificial y calificada se ha propuesto desmantelar gran parte de lo que por años se construyó para tener elecciones con certeza, acceso a la información, un poder judicial que sirva de contrapeso y que salvaguardara la constitución y organismos constitucionales autónomos que generan confianza a inversionistas.
Hoy esa mayoría traiciona su pasado y condena a México a una regresión institucional que en nada fortalece nuestra incipiente democracia y que concentra el poder. Quizá estamos ante un cambio de régimen, dejaremos de ser una democracia en construcción y vayamos hacia un autoritarismo competitivo.
Quizá no, solo les falta un senador, una voluntad para lograrlo. Qué fácil mueren las democracias.