CIUDAD VICTORIA, TAM.- La menstruación, un proceso biológico natural que ha acompañado a las mujeres durante siglos, sigue siendo un tema rodeado de tabúes y desinformación en muchas culturas, incluyendo la mexicana.
A pesar de los avances en la educación y la salud, la conversación sobre la menstruación se sigue haciendo en voz baja. Victoria Michel, educadora y referente en educación menstrual en México, advierte el gran rezago que arrastran Tamaulipas y otros estados en el tema.
“Estamos reaprendiendo con el tema de la educación menstrual. Todos formamos parte de esta educación, desde la incomodidad que sentimos al escuchar la palabra ‘menstruación’, influimos en quienes alzan la voz para preguntar o aprender”.
A lo largo de los años, el estigma asociado a la menstruación ha perdurado, afectando tanto la educación como la percepción que se tiene de este proceso natural.
La falta de información y la perpetuación de prejuicios en la educación institucional son, según Michel, dos de los principales retos que enfrentamos: “En las aulas, a veces se aborda la menstruación de manera biológica, pero raramente se enseña sobre cómo vivirla de manera saludable y digna.
Desde Copa Menstrual México, buscamos normalizar la menstruación, abriendo un abanico de posibilidades sobre cómo vivirla. Nos falta mucho, pero estamos avanzando”. Uno de los aspectos críticos que Victoria menciona es el impacto del “impuesto rosa” en los insumos de salud menstrual. “¿Imagínate? Apenas hace dos años se eliminó el IVA del 16%.
Este impuesto se aplicaba a productos que, si bien eran considerados productos de lujo, en realidad son esenciales para la salud de las mujeres, como toallas sanitarias, tampones y copas menstruales. Era absurdo que productos básicos para la menstruación estuvieran al mismo nivel que artículos como perfumes y cigarros”, dice Michel con frustración.
Victoria también señala que esta percepción hacia los insumos menstruales influye en cómo se aborda la salud menstrual general: “No elegimos menstruar como elegimos usar un perfume; menstruar es una necesidad fisiológica que debemos cubrir de manera saludable”.
Ella compara el precio de productos de higiene que se dirigen a públicos de diferentes géneros y
resalta cómo, solo por venir en un empaque rosa, un rastrillo para mujer puede costar significativamente más que uno para hombre.
Este tipo de desigualdades se reflejan en situaciones más críticas, como cuando, durante una reciente crisis hídrica en Tamaulipas, las despensas de ayuda no incluían insumos menstruales desechables.
“¿Cómo percibimos aquí la menstruación? Eso influye en cómo queremos ayudar y brindar facilidades a la población”, expresa.
En tiempos de escasez, la menstruación se convierte en un tema olvidado, en un lujo que muchas no pueden permitirse.
Durante esta crisis, muchos enfrentaron un desabasto de agua prolongado. “Para algunas personas puede ser sencillo decir: ‘pues que compren’. Sin embargo, no todos estamos en la misma situación económica”, enfatiza Michel. Esto refuerza la necesidad de un cambio en la forma en que la sociedad se relaciona e invierte en la menstruación y la salud menstrual.
En este contexto, Victoria aborda el tema de la licencia menstrual en Tamaulipas: “Reprobado… ríe para no llorar”.
Explica que, aunque la idea de la licencia menstrual puede ser vista por algunos como “vacaciones gratis”, la realidad es que muchas mujeres sufren condiciones serias relacionadas con su salud menstrual, como la endometriosis o el síndrome de ovario poliquístico.
“Un alto porcentaje de personas menstruantes no están diagnosticadas, y normalizamos el dolor. La gente va al trabajo o a la escuela con dolor, o falta por estos temas”, dice Michel. La licencia menstrual permite que aquellas que sufren de dolor intenso e incapacidad durante su menstruación puedan quedarse en casa.
“Esta licencia se otorgaría a personas diagnosticadas, pero recuerda que la endometriosis puede tardar en promedio nueve años en ser diagnosticada. Por eso es crucial entender que no deberíamos normalizar el dolor”, enfatiza Victoria.
La endometriosis, que se caracteriza por el crecimiento del tejido endometrial en lugares incorrectos, puede causar una serie de síntomas debilitantes que obligan a muchas a buscar atención médica durante años.
A pesar de que la iniciativa de otorgar licencia menstrual es positiva, Victoria advierte que aún queda mucho camino por recorrer: “Aún faltan especialistas que puedan diagnosticar adecuadamente a las mujeres. Pregúntame cuántos especialistas en endometriosis hay en el IMSS capaces de otorgar esta licencia. Aunque el tema se aborde, la falta de comprensión y empatía es abrumadora”.
La educadora cree firmemente que esta no es solo una cuestión de otorgar un día libre. “El bienestar de los empleados y alumnos es fundamental para tener una empresa o institución que se preocupe por su gente”, dice.
Sin embargo, el reconocimiento de la salud menstrual como un tema serio y urgente está lejos de ser una realidad en muchas escuelas y lugares de trabajo en Tamaulipas. “Es esencial no solo hablar con los estudiantes, sino también con maestros, directores y personas que no menstrúan. Todos deben entender la importancia de aprender sobre salud menstrual y empatizar con quienes enfrentan estos problemas”, comenta.
Mirando hacia el futuro, Victoria concluye: “Hay un largo camino por recorrer, pero una vez que logremos esta empatía, será más fácil entender que algunas personas necesitan estar en reposo porque no hay cura para la endometriosis, ni un tratamiento que realmente alivie el dolor”.
La educación y la empatía son clave para desestigmatizar la menstruación y asegurar que todos tengan acceso a las herramientas necesarias para vivir esta etapa de manera digna y saludable. Hay una frase que vi en su página de Facebook sobre la copa menstrual que me gusta mucho: “La menstruación no es una debilidad, es una fuerza”.
Esta es la realidad que buscamos transformar, para que la menstruación sea reconocida por lo que realmente es: un proceso natural que merece respeto y comprensión.
POR KAREN SALAS ARÁN
EXPRESO-LA RAZÓN