CIUDAD VICTORIA, TAMAULIPAS.- La Secretaría de Salud en Tamaulipas implementó un programa para tratar de regular los llamados centros residenciales de la sociedad civil, mejor conocidos como “Anexos”, donde se internan personas con adicciones.
Hace dos semanas, en Ciudad Victoria, se clausuró uno debido a irregularidades. Oficialmente, en el estado hay 18 centros que cuentan con los permisos de COEPRIS para operar.
Eliana Guevara, jefa del Departamento de Salud Mental y Adicciones de la Secretaría de Salud, dijo que están buscando regularizar los procesos de internamiento de los centros residenciales de la sociedad civil.
Aunque es una tarea muy complicada y extensa, ya que muchos de estos centros son clandestinos, cambian de lugar de un momento a otro sin previo aviso, lo que dificulta su localización.
El personal del área de Salud Mental y COEPRIS realiza búsquedas para invitar a estos lugares a regularizarse, obtener su licencia sanitaria y cumplir con la normativa. En el estado, hay 18 centros residenciales de atención a adictos formales que solicitaron permiso a COEPRIS y que tienen todo en regla.
Sin embargo, el problema son los centros que abren de manera clandestina, donde se han detectado casos de maltrato e, incluso, algunos decesos de personas internadas. Estos centros no se han acercado a las autoridades competentes para regularizarse.
Guevara insistió en que se está tratando de reincorporar a estos centros para que trabajen con las autoridades sanitarias, ya que pueden beneficiarse de apoyos, como becas para los internados, siempre y cuando cumplan con las normas.
La semana pasada, un anexo fue clausurado por funcionar de manera irregular.
Resaltó que la encuesta de salud mental y adicciones recién concluyó. El año pasado, en Tamaulipas, faltaban 300 encuestas de comunidades a las que no fue posible acudir, pero este año se tuvo la oportunidad de salir nuevamente y completar la encuesta, que se cerró hace un mes.
Probablemente, a finales de este año o principios del próximo, se darán a conocer los resultados.
Guevara reconoció que la atención a menores de 18 años con adicciones es ambulatoria, a través del hospital psiquiátrico y de los centros de salud. Sin embargo, un menor de edad no puede ser recluido en ningún centro de rehabilitación por cuestiones legales.
La ley establece que deben ser tratados ambulatoriamente con el apoyo de su familia, y, una vez que alcancen la mayoría de edad, podrán ser ingresados a centros residenciales de la sociedad civil o a centros como Renacer, que pertenece al sector salud.
Crece consumo de cristal
La directora del centro Renacer de la Secretaría de Salud, Roxana Rodríguez Cantú, reconoció que el consumo de cristal ha ido en aumento, y cada vez son más los pacientes con esta adicción que ingresan voluntariamente a este centro de rehabilitación. Muchos, incluso, provienen de los llamados “anexos”, de donde son sacados por sus familiares y trasladados a esta clínica de atención a adictos.
“Se ha observado un incremento en el consumo de cristal tanto en hombres como en mujeres. Aunque hay más pacientes varones, también se ha visto un aumento en el número de mujeres. La mayoría son jóvenes, aunque también hay adultos mayores que enfrentan este problema, y a todos se les brinda un tratamiento de calidad”, explicó Rodríguez.
Destacó que han detectado casos de personas que, tras haber estado en un anexo, son internadas en el centro Renacer, ubicado en el ejido La Misión. Las familias confían en este lugar porque saben que el tratamiento es completamente profesional y que cuentan con el apoyo de quienes ya están en recuperación.
“Hemos visto cómo familiares sacan a sus seres queridos de algunos anexos y los trasladan a Renacer para que reciban un tratamiento más profesional. Los pacientes son atendidos con respeto y no se les maltrata, es un trato muy humanista. Contamos con médicos psiquiatras, psicólogos, doctores y terapeutas para ofrecer una atención de calidad. De hecho, el número de pacientes que estuvieron en un anexo y ahora están en esta clínica es elevado. Aquí trabajamos con las emociones, no solo con el hecho de dejar de consumir”, añadió.
Los pacientes que se atienden tienen entre 18 y 70 años, y cada vez hay más casos de consumo de cristal. Aunque aún tratamos a personas con adicciones al alcohol, tabaco, marihuana y cocaína, el cristal causa un daño en todas las esferas, afectando emocionalmente a las familias. Es un daño muy fuerte. El tratamiento es voluntario; el paciente debe acudir por decisión propia. Estamos en el ejido Laborcitas y La Misión, en instalaciones amplias con capacidad para atender a 40 pacientes.
Por Salvador Valadez C.
Expreso-La Razón