En estas semanas nuestro país ha experimentado una serie de cambios que han impacto a la esfera económica. Entre movimientos en el tipo de cambio, anuncio de tasas de inflación y cambios en la tasa de interés de referencia, el entorno al que se enfrentan los inversionistas puede ser complicado y el rendimiento de sus inversiones puede verse afectado.
En días pasados, el Banco de México (Banxico) redujo la tasa de interés en 25 puntos base, llevándola a 10.5 por ciento. La decisión por parte de Banxico responde a un panorama económico global caracterizado por una desaceleración del crecimiento y la disminución gradual de la inflación.
Entonces, ¿cómo es posible garantizar rendimientos atractivos en nuestras inversiones en un contexto de tasas de interés a la baja? Para ello es necesario establecer estrategias para proteger y maximizar los riesgos.
Lo primero que se debe hacer es diversificar el portafolio de inversiones, ya que es crucial diversificar la cartera hacia activos que puedan ofrecer rendimientos superiores. Esto puede incluir acciones, bonos corporativos con mayor riesgo, y fondos de inversión en bienes raíces. Aunque estos activos pueden conllevar más volatilidad, su potencial de retorno es mayor en el largo plazo.
Esta estrategia implica que ahora se acepte un mayor nivel de riego en el portafolio de inversión y acudir a instrumentos de renta variable. Y, aunque el riesgo es mayor hay una explicación lógica para recurrir a estos instrumentos, ya que, dado que las tasas de interés más bajas suelen estimular el crecimiento económico, las acciones pueden beneficiarse de un entorno más favorable para las empresas. A medida que los costos financieros disminuyen, las empresas mejoran sus expectativas de crecimiento y mejorar significativamente su desempeño financiero, lo que se traduce en una apreciación de su valor en el mercado de valores.
Ahora, si se es un inversionista que prefiere no asumir mayores riesgos, acudir a los instrumentos de renta fija a largo plazo, puede ser una opción. En un contexto en el cual las tasas de interés continuarán bajando, los instrumentos financieros de largo plazo —como los Cetes— son la opción más atractiva. Esto se debe a que la caída en las tasas genera un aumento en las inversiones de largo plazo, por lo que optar por este tipo de inversiones es contar con rendimientos estables y predecibles.
Y, en este contexto el mercado inmobiliario es una buena opción de inversión, ya que una baja en las tasas de interés suele traducirse en mejores condiciones para créditos hipotecarios, lo que significa un impulso en este sector. Así que, invertir en bienes raíces en periodos donde puede existir mucha volatilidad en activos de renta variables y los rendimientos de las inversiones fijas ya no son suficientes, siempre es una buena opción generar rendimientos a través de este medio.
Si bien la reducción en las tasas refleja una política monetaria orientada a consolidar un entorno de inflación baja y estable, el mercado financiero aún está expuesto a volatilidad. Por ello, los inversionistas deben ser cautelosos en la toma de decisiones financieras y buscar un balance entre riesgo y rendimiento.
POR ANGÉLICA GONZÁLEZ