CIUDAD VICTORIA, TAM.- Jorge Enrique, no llegó a la radio, ella llegó a él desde que era muy pequeño y se terminó convirtiendo en el oficio de su vida; su voz ya es marca registrada y es reconocido como todo un ícono en la región cañera y el centro de Tamaulipas.
Nació en la colonia José ‘Che’ Ramírez de El Limón, Municipio de Ciudad Mante, Tamaulipas, por causalidades de la vida, en su calle se instaló la primera estación de Radio del poblado y aunque él sólo contaba con cinco años, el acontecimiento impactaría de manera considerable en su vida.
“Vivía casi frente a la estación, se llamaba ‘XE La Jovencita’ y después se convirtió en “XE La Divertida”, era por AM. No era normal que hubiera una estación así en un pueblo, era la única, me llamaba la atención y empecé a ir a hacerle mandados a los locutores…”.
Dispara una leve sonrisa, seguramente recordando aquel momento y confiesa que “Hubo un flechazo, desde el momento que llegué a la cabina y veía como ponían los acetatos, cómo hablaban, era emocionante, de pronto ellos tenían que salir a comer y me dejaban al frente, yo feliz, así empezó mi historia”.
Fue creciendo y empapándose de conocimientos de la radiodifusión y de la música, de hecho, ese pudo haber sido su oficio, pues “En una esquina de mi casa ensayaba un grupo de música que a mí me gustaba, aprendí a tocar la batería, y en la otra esquina estaba la estación de radio, yo salía de la escuela y me iba corriendo a ver el ensayo y después a la radio”.
En el grupo musical se ganó su lugar y aunque era muy joven, acudía para trabajar en los bailes, “Una vez toqué desde las doce del medio día hasta las 00:00, y no me pagaron nada…”.
Dicha situación, no le pareció a Doña Genoveva, “Mi mamá fue la culpable de que no fuera músico, se negó por que no me pagaban (Risas). Terminando la secundaria me dijo que no había dinero para continuar los estudios, así que ingresé formalmente a la radio, era 1980, tenía quince años”.
En Organización Radiofónica Tamaulipeca Mante, reforzó sus conocimientos pasando por todos los puestos posibles durante nueve años, fue incluso cubreturnos y su primer programa como locutor fue en la estación de Pop donde ponía canciones de Luis Miguel, Alejandra Guzmán, Hombres G, Gloria Trevi, Timbiriche y Miguel Bosé, entre otros.
A la par, comenzó a hacer narraciones de futbol amateur regional y en 1989 el Licenciado José Cárdenas lo invitó a asistir a apreciar cómo se hacían las transmisiones de los partidos de Correcaminos, era cuando estaba en Primera División y él se puso feliz.
Volvió a mostrar madera y ahora fue invitado a trabajar en ORT Victoria, donde realizó su graduación al compartir micrófono con gigantes de la comunicación, “Encontré puros maestros, Don Carlos Adrián Avilés, Geña Valdez, Andrés García, Eleno Vogel, era un cuadro importante, se da mi llegada y me toca alternar con todos ellos”.
“Carlos Avilés siempre fue un maestro, no solo para mí, le gustaba mucho apoyar, le tengo respeto por que me apoyó y me aventó al ruedo, él decía que así se hacen los hombres, Don Carlos creía en mí, le debo mucho y siempre le voy a agradecer”.
Su posición en las transmisiones, ahora era a nivel de cancha, “Tuve muchas experiencias que en mi vida me imaginaba que me iban a pasar, nos metíamos al vestidor, andábamos atrás de la alineación, me tocó entrevistar a muchas figuras. El Tuca, La Volpe y Miloc no nos dejaban entrar al vestidor, pero otros como Bora Milutinovic hasta bromeaba con nosotros, entrevisté a Hugo Sánchez y muchos futbolistas de esa época, vivimos ese ambiente”.
Durante los últimos 44 años, Jorge Enrique ha entregado muchas horas de su vida en una cabina y oficina, para buscar seguir transformando al mundo por medio de la radio ha dejado huella en las estaciones XE La Jovencita, XE La Divertida, XEBJ, Radio Festival, Super Tropical, HP y La Cotorra.
Ha recibido muchos reconocimientos y el respeto de miles de personas, pero sin duda, su mayor satisfacción y premio, es que “Mi mamá tenía un radio donde me sintonizaba en El Limón, era difícil por que muy cerca había una transmisora y ella siempre se las ingeniaba para escucharme, me dice mi hermana que cuando no me escuchaba se ponía de mal humor (Ríe). Tengo la satisfacción de que me alcanzó a escuchar y se dio cuenta de cómo me quería la gente y del éxito que tuvimos y por el que trabajamos”.
Reconoce estar muy contento con lo que ha conseguido, pero sabe que aún faltan muchísimos días al lado de su inseparable microfono, pues “Hasta el día que se me acaben las ganas, ese día diré adiós, pero por lo pronto no”.
POR DANIEL RÍOS
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