Ante la inminente aprobación de la iniciativa que habrá de eliminar a los organismos constitucionales autónomos y reasignar sus funciones a la administración pública centralizada, sumado a la Reforma Judicial la cual busca cambiar a jueces de carrera por leales al poder ejecutivo, estas acciones son suficientes para pensar que la reconfiguración de regresar al Presidencialismo todo poderoso, está a semanas de convertirse en una realidad.
La destrucción institucional que con esta reforma alcanza al Instituto Nacional de Acceso a la información (INAI), la Comisión Federal de Competencia Económica (COFECE), Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), Comisión Reguladora de Energía (CRE), Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH), Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación (ME JOREDU) nos presagia la involución del Estado Mexicano.
Históricamente la visión de tener todas estas funciones pegadas a la administración pública centralizada, la cual por su característica de jerarquizada son responsabilidad de la Presidenta de la República ha generado malas decisiones o políticas de corto plazo, que no benefician a la población.
En muchas de las funciones que tienen estos organismos fungen como reguladores de mercados o cuidan objetivos del país plasmados en la Constitución, al mezclarse con el poder ejecutivo, estos objetivos perderán prioridad o se verán capturados.
Probablemente resurja con fuerza ese capitalismo de cuates que hemos sufrido durante décadas al no tener organismos especializados que señalaran y/o buscaran un terreno más parejo para la competencia económica y distintos sectores como telecomunicaciones, energía, entre muchos otros.
Quitar estas funciones y dárselas nuevamente al ejecutivo implican un retroceso en el crecimiento económico en la posibilidad de darle certidumbre a diferentes actores para la inversión en el país.
A menos que lo asegure el poder ejecutivo. El país se ha quedado sin contrapesos, hoy el poder ejecutivo con sus propuestas echadas a andar por la super mayoría legislativa del partido en el poder y aliados le permiten realizar modificaciones constitucionales en tiempo récord y sin previo análisis o discusión.
¿Qué garantías hay? la única garantía es la palabra o voluntad del Presidente en turno a partir de este momento. Pasar de las personas a las instituciones es un anhelo del país que supera el siglo.
Por lo pronto se cierra un capítulo en la historia de las instituciones del país y el esfuerzo por descentralizar el poder, no solo amerita la reflexión, sino el activismo porque hemos regresado a un modelo que ya fracasó.