En la sesión inaugural del G20 en Río de Janeiro el Presidente Lula da Silva de Brasil, anfitrión de la reunión, propuso a los representantes de las 20 economías más importantes del mundo, hacer una Alianza Global contra el Hambre y la Pobreza, partiendo de la base de que todavía hay en el mundo 730 millones de personas que padecen hambre y viven en pobreza extrema.
En ese contexto la presidenta Claudia Sheinbaum, en su primera intervención, reflexionó sobre el hecho de que en sólo 2 años el gasto en armas creció casi el triple que la economía mundial y alcanzó un monto de 2.4 billones de dólares, cuando todavía hay más de 700 millones de personas que viven por debajo de la línea de la pobreza. Señaló que resulta absurdo que haya más gasto en armas que para atender a la pobreza o al cambio climático. Se refirió al sinsentido de que “somos capaces de crear la inteligencia artificial pero incapaces de dar la mano al que se quedó atrás.”
Señaló textualmente: “Vengo a nombre de un pueblo generoso, solidario y sabio a hacer un llamado a las grandes naciones a construir y no a destruir, a forjar la paz la fraternidad y la igualdad”. Propuso crear un fondo destinando el 1% del gasto militar de los países para llevar a cabo un programa de reforestación como el de Sembrando Vida de México, partiendo de la base de que los 24 mil millones de dólares al año que se recaudarán por ese concepto se podrían destinar a apoyar a 6 millones de sembradores de árboles que reforestarían 15 millones de hectáreas, con lo cual se ayudaría a mitigar el calentamiento global y a restaurar el tejido social ayudando a las comunidades a salir de la pobreza. “La propuesta es dejar de sembrar guerras, sembremos paz, sembremos vida.”
En su segunda intervención la presidenta mexicana se refirió a la inoperancia del orden internacional que no ha sido capaz de contener el inicio de nuevas guerras y de servir para terminarlas, refiriéndose específicamente a la guerra de Ucrania y a la de oriente medio. Reiteró la propuesta que en 2023 hizo el gobierno de México para democratizar el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, creando más asientos que permitan la participación de África, América Latina y el Caribe, para que contribuyan a darle mayor fortaleza a la toma de decisiones de ese mecanismo de gobernanza internacional.
Mientras tanto el Presidente de los Estados Unidos retiró una restricción para el uso de los misiles de mediano alcance que le ha facilitado al gobierno de Ucrania, para que pueda atacar con ellos a sus enemigos en territorio ruso, lo cual ha sido interpretado por los observadores internacionales como una peligrosa escalada, que a decir de los legisladores rusos pone al mundo al borde de la tercera guerra mundial. Todo esto sucede cuando faltan 60 días para que tome posesión Donald Trump, por lo que la decisión de Biden, en lenguaje cotidiano equivale a que incendió la pradera un poco antes de entregársela al nuevo encargado. El gobierno de Vladimir Putin ha expresado su disposición para oir la propuesta de Trump para el cese al fuego.
Ese entorno que rodeó la celebración de la Cumbre de Brasil evidencia que mientras los gobiernos democráticos de izquierda trabajan por la construcción de la paz, y luchan contra el hambre y la pobreza, son las grandes potencias económicamente poderosas las que mantienen vivos los escenarios de la guerra y ponen en peligro de un conflicto de grandes dimensiones a todas las naciones del mundo.
El tono firme pero suave de la Presidenta Sheinbaum de México, su propuestas sensatas y pacifistas, corresponden al reconocimiento y al trato atento y respetuoso que recibió de sus interlocutores de Brasil, China, Francia, Estados Unidos, Canadá, y Vietnam, con quienes tuvo cordiales conversaciones bilaterales en temas de interés mutuo. México está dignamente representado por su Presidenta ante la comunidad internacional.
POR JESÚS COLLADO MARTÍNEZ