A dos meses de haber tomado posesión, el gobierno de Claudia Sheinbaum no sólo enfrenta los desastres heredados en lo económico, social, salud y varios más cruciales para la estabilidad del país; se enfrenta a dos factores externos y uno interno que no tenía presupuestados.Aún no toma posesión y ya se siente la presencia de Donald Trump: el futuro presidente ha confirmado que cumplirá sus promesas de campaña aplicando impuestos a los productos importados desde México, comenzando con un 25% y con aumentos paulatinos de hasta un 100% de continuar el cruce indiscriminado de migrantes indocumentados a través de la frontera en común; medida que ocasionaría un colapso en la economía mexicana y, no en poca medida, también en la de Estados Unidos. Sheinbaum y Ebrard explicaron esta semana el hecho aduciendo que para los norteamericanos sería “darse un balazo en el pie”; como si eso fuera a detener a Trump. El republicano promete cumplir la amenaza de deportar a millones de indocumentados que ya se encuentran en Estados Unidos, lo que ocasionará una crisis económica, social y humanitaria en los territorios a donde arriben los expulsados, muy probablemente a lo largo de la frontera con nuestro país. Esto es sólo el inicio de los siguientes cuatro años.
Los “halcones” de Trump (consejeros con estrategias agresivas en política exterior) planean atacar a los capos de los cárteles, sus laboratorios y operaciones dentro de territorio mexicano, incluido el uso de drones y hasta una “invasión suave” (utilizar tropas de elite de las fuerzas armadas norteamericanas en México) para neutralizar el envío de drogas, principalmente del letal fentanilo, que ha provocado la muerte de cientos de miles de personas en Estados Unidos. Para esto necesitan la aprobación de su Congreso, que estará controlado por el mismo partido del futuro presidente.
Mientras tanto, los gobernadores de las provincias canadienses han pedido al primer ministro Justin Trudeau que termine el tratado de libre comercio con México y elabore un acuerdo bilateral con Trump, porque piensan que el gobierno mexicano ha actuado en forma desleal e ineficiente para contener el arribo de productos y materia prima provenientes de China, permitiendo comercializar ilegalmente estos productos como locales, encontrando el camino a los hogares y negocios de los dos vecinos del norte gracias al T-MEC.
La influencia china en nuestro país es palpable, ya no sólo en la parte política o económica, sino en la realidad del día a día de los mexicanos. Basta darse una vuelta por el Centro Histórico de la CDMX para darse cuenta de que el aumento de población e influencia de los ciudadanos chinos es innegable; el antiguo barrio chino de la calle de Dolores se ha expandido a decenas de edificios donde los arrendadores y locatarios hablan mandarín y cantonés. El mercado mexicano se encuentra inundado de productos de aquel país, comenzando con los vendedores ambulantes en las principales ciudades de México hasta las empresas de venta por internet que ofrecen sus mercancías a precios mucho más abajo que sus pares norteamericanos, europeos o hasta latinoamericanos, con un pobre o nulo control de calidad y muchas veces sin contar con certificaciones, como la Norma Oficial Mexicana (NOM) o las de otros países como UL, FCC, CE, entre otras, por lo que estos productos representan un riesgo para la salud y los hogares de quienes los adquieren.
Mientras tanto, la violencia en el país no cede ni en el norte ni en el sur. Sinaloa, Nayarit, Durango, Sonora, Chiapas, Guanajuato, Michoacán, Tabasco, Guerrero, Estado de México, Morelos y varios estados más son víctimas de las acciones del crimen organizado que pelea por el control de las plazas, con el beneplácito y a veces complicidad de los políticos locales que se encuentran amenazados o inoperantes —en el mejor de los casos—, ofreciendo prebendas a los criminales —en el peor de ellos—. Muchos de estas entidades viven en un estado de sitio de facto y los asesinatos ya son la principal causa de muerte entre adultos de 25 a 44 años en el país. Lo sorprendente es que el gobierno mexicano sigue culpando al estadunidense por la violencia en el norte desatada por la captura de El Mayo Zambada, en lugar de celebrar este incidente, como lo dijo el embajador norteamericano Ken Salazar.
Sheinbaum tiene todo a su favor: el Congreso, el futuro Poder Judicial, la mayoría de las gubernaturas y la clase política. Los necesitará para hacer frente a estos tres grandes retos.
POR CARLOS KENNY ESPINOSA DONDÉ