TAMPICO, TAM.- El alto costo de la vivienda, la movilidad social e igualdad de oportunidades así como la inflación y el alto costo de vida, son algunos de los factores que preocupan a la juventud en Tamaulipas.
Al ser partícipes de un acelerado cambio económico y social en la zona conurbada, los tres municipios proyectan una imagen de progreso en áreas como infraestructura, industria, salud, social y educación.
Sin embargo, los jóvenes también se ven desplazados hacía otros Estados, al no tener acceso a las oportunidades laborales de nuestra zona. Ante está situación, los jóvenes deciden migrar, emprender o enfrentarse a desempeñarse de manera informal, por outsourcing. De acuerdo con datos del INEGI, Tamaulipas destaca por su gran número de población activa que va en aumento de manera paulatina, lo que habla de una actividad económica favorable.
La tasa de desempleo se ubica en 3.43% y tanto en el sector formal como informal suma un gran porcentaje de acción con 57.8% personas laborando en este sector y 42.2% en el lado informal. Tanto hombres como mujeres suman activamente a la economía de la entidad, más del 40% de las mujeres en edad de laborar trabajan, mientras que casi el 60% de los hombres también lo hace.
Sin embargo, como agentes económicos activos, también son atravesados por diferentes retos que obstaculizan su desarrollo personal y el de sus familias. Un número reducido de trabajadores son lo que gozan de un buen estado financiero al percibir un salario acorde a sus horas de trabajo, así como las prestaciones de ley. Es el sueldo uno de los principales motivos por el cual los jóvenes trabajadores deciden migrar o emprender.
De acuerdo con el Índice de Competitividad Estatal 2024 elaborado por el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), Tamaulipas se sitúa en la posición número 12 del ranking de las 32 entidades federativas en aspectos como infraestructura, sociedad y medio ambiente, derecho, sistema político y gobierno, innovación, economía y mercado de trabajo, Destaca su papel en dos secciones en específico.
Lo que respecta al mercado de trabajo, su desempeño incrementó a comparación del año pasado, contando con más y mejores trabajadores y sueldos más atractivos que atraen talento extranjero e inversión.
En cuanto a desigualdad salarial, el ICE calificó a Tamaulipas con un nivel de competitividad medio bajo, lo que refiere una profunda brecha entre quienes ganan más de dos salarios mínimos al día y otros que apenas alcanzan el salario mínimo o se ubican ligeramente por encima de el.
Ante este panorama, los jóvenes ven en los Estados vecinos una oportunidad de desarrollo. Coahuila por ejemplo, fue la tercera entidad mejor calificada en dicho ranking, mientras de Nuevo León se ubicó justo por debajo en la cuarta posición, ambas entidades con un amplio nivel de crecimiento.
Los jóvenes que emprenden en Tamaulipas constantemente luchan por alcanzar un balance entre trabajo y vida personal, la mayoría de las PYMES en Tamaulipas, (Pequeñas y Medianas Empresas), son integradas por personas entre los 21 a 30 años, más del 90% son micro empresas (con no más de 10 trabajadores) y sin embargo en 2019, más de 1 millón de personas laboraban en estos negocios.
Desafortunadamente, diferentes análisis apuntan a que la mayoría de los emprendimientos no logra alcanzar los 5 años. Lo que respecta al trabajo informal, para Tamaulipas también representa un importante reto a superar, la diferencia entre un salario promedio en el sector formal en comparación con el sector informal es de $5,000 pesos, incluso el sueldo de empleadas informales suele caer hasta los $4,000 al mes. Mientras que el outsourcing aún persiste en la entidad, cerca de 80 mil empleados se encuentran bajo este esquema de trabajo, con alrededor de 14 mil ubicados en Altamira.
Esta modalidad evita el goce de días feriados, (siendo México uno de los países con menos fechas festivas incluso por debajo de Costa Rica), así como las prestaciones de ley o cualquier vínculo laboral con la empresa al encontrarse en una situación de “subcontratación”, aunque el fenómeno cuenta con regulación en el país, está realidad aún lacera a los jóvenes en su desarrollo profesional.
POR KAREN SALAS