CIUDAD VICTORIA, TAM.- En Tamaulipas los embarazos en niñas y adolescentes sigue vigente, aún persisten casos de niñas de 10 a 14 años que dan a luz por diversas circunstancias, así como jóvenes de hasta 20 años que son madres a muy temprana edad.
La reducción de casos es mínima comparando los 180 confirmados en 2024 –cifra preliminar- con los 196 confirmados en 2023, pero sí es más significativa en el comparativo con 2022.
Jesús Manuel Zárate Torres, Director de Infancia y Adolescencia de la Secretaría de Salud en Tamaulipas (SST), dijo que durante el año pasado hubo un total de 36 mil 836 nacimientos en el estado.
De estos; 180 nacimientos fueron registrados en niñas de 10 a 14 años de edad, mientras que en el grupo de 15 a 19 años hubo 5,111 nacimientos y en de mujeres menores de 20 años fueron 5,291 nacimientos.
Las cifras del año 2023 señalan que hubo 40,780 nacimientos, de estos; 196 fueron en niñas de 10 a 14 años, 5,536 en el grupo de 15 a 19 años y hubo 5,732 nacimientos en menores de 20 años.
Mientras que en 2022 los nacimientos fueron 43,347, de los cuales 209 casos fueron nacimientos en madres de 10 a 14 años, 5,917 en jóvenes de 15 a 19 años y 6,126 en menores de 20 años.
CASOS VAN A LA BAJA
Pese a que aún se registran casos, estos van a la baja, debido a las acciones que son implementadas para prevenir los embarazos en niñas, adolescentes y mujeres jóvenes, dijo.
En 2022 hubo un total de 12,252 partos en niñas de 10 años y hasta los 20 años, en 2023 la cifra fue de 11,352 nacimientos, mientras que el año pasado la cifra provisional es de 10,582 casos.
De un año a otro, -entre 2023 y 2024, los datos de la Secretaría de Salud que son alimentados por los centros hospitalarios que atienden los partos, señalan que la reducción de 772 nacimientos menos.
Sin embargo de 2022 a 2024 la disminución es más notoria ya que fueron 1,670 nacimientos menos en estos grupos de edad, que son considerados vulnerables por no tener el desarrollo físico y mental adecuado para enfrentar un embarazo y ser madres.
Son diversas las acciones que tiene la SSST para prevenir y atender los embarazos en adolescentes, “tenemos la consulta integral de adolescente, donde damos orientación a ellos en temas sensibles, como por ejemplo, prevención del embarazo, prevención de enfermedad de transmisión sexual, prevención de actitudes de riesgo y prevención de la violencia en el en el noviazgo”.
Además desarrolla un programa de anticoncepción por eventos obstétrico, “donde lo que hacemos, es que todas las embarazadas adolescentes que acaban de tener un hijo, acepten un método anticonceptivo para evitar que el siguiente embarazo sea en corto plazo”.
Explicó que cada una de las jóvenes recibe orientación y amplia información sobre el programa anticonceptivo, sin que sean obligadas a prevenir, se les explica que es por el bien incluso de su salud.
Recordó que todos los embarazos en adolescentes se consideran como de alto riesgo, por lo que las consultas son más frecuentes en los centros de salud y en los hospitales y se les da seguimiento estrecho para evitar complicaciones.
“Tenemos la meta de otorgar consulta a todas las embarazadas adolescentes para evitar complicaciones”, ya que pueden ser propensas a mayores daños por su falta de desarrollo, tanto físico como mental para enfrentar el embarazo.
LAS CAUSAS
La falta de educación, la pobreza, la falta de un proyecto de vida, la violencia, el no uso de anticonceptivos y condiciones socioeconómicas, están relacionadas al embarazo en adolescentes y jóvenes, confirman encuestas nacionales realizadas en los últimos años como la ENSANUT 2018.
El Consejo Nacional de Población y Vivienda (CONAPO) señala en un estudio que de las niñas que fueron abusadas sexualmente; los victimarios, le tocaron sus partes íntimas o la obligaron a tocar las partes íntimas de otra persona sin su consentimiento.
O intentaron forzarla a tener relaciones sexuales, la obligaron a mostrar sus partes íntimas o a mirar las partes íntimas de otra persona, la obligaron a tener relaciones sexuales bajo amenazas o usando la fuerza, la obligaron a mirar escenas o actos sexuales o pornográficos ya sea en fotos, revistas, videos, películas pornográficas, o la obligaron a realizar actos sexuales a cambio de dinero o regalos.
Además está involucrado en un porcentaje elevado de casos el uso de drogas o alcohol durante la relación sexual, incluso en edades de los 12 a los 17 años, ya que un 6 por ciento acepta que ingirió alguno de estos productos previo a la relación.
IMPACTO PARA ELLAS
Los impactos de un embarazo en la niñez o adolescencia, son mayores para ellas, las mujeres, las ahora madres, porque las consecuencias socioeconómicas son muy variadas.
Al ser madres se convierten en mujeres con capacidad de ahorro disminuida, enfrentarán una mayor dependencia en la vejez, la brecha salarial entre las mujeres con una maternidad temprana y una maternidad adulta es de más de 20 mil pesos anuales, en promedio ,46.4 por ciento más.
Un porcentaje del 6.7 por ciento de las mujeres que fueron madres en la adolescencia alcanzó estudios de educación profesional o de posgrado contra un 22.2 por ciento que lo fueron en la adultez, además, poco más de dos terceras partes (67.4%) de las mujeres que fueron madres en la adolescencia nunca han cotizado a un sistema de seguridad social
Entre las mujeres madres en la adolescencia, existe mayor probabilidad de, abandono escolar, riesgos para la salud de la madre y la persona recién nacida, desempleo o empleos precarios y mayor descendencia.
SE INCUMPLEN METAS
De acuerdo a tratados internacionales a los que México pertenece a 2030 se tiene como meta reducir un 50 por ciento los embarazos en niñas y adolescentes, sin embargo las encuestas y los nacimientos confirmados por embarazos en los grupos de edad vulnerables, indican que se podría llegar apenas al 20 por ciento.
Las autoridades de salud consideran que es necesario intensificar esfuerzos que se centren en factores que tienen una mayor incidencia directa en evitar embarazos no planeados o no deseados.
Seguir con la difusión oportuna y correcta del uso de métodos anticonceptivos, aunque ha aumentado el porcentaje de adolescentes que los utilizan en la primera relación sexual, el uso disminuye cuando las adolescentes están en condiciones de vulnerabilidad, lo cual hace evidente las inequidades de acceso a la información.
Mientras que el acceso a la educación formal, es el factor que hace que las adolescentes sexualmente activas tengan mayor conocimiento y acceso a los métodos anticonceptivos.
La educación es fundamental, incluyendo en esta la difusión de la Estrategia Nacional para la Prevención del Embarazo en Adolescentes (ENAPEA) y Educación Integral en Sexualidad (EIS).
Otras medidas fundamentales van desde que se elimine el matrimonio infantil, se aborde, evite y sancione la violencia sexual, se promuevan normas de género equitativas y se continúe proporcionando tanto incentivos financieros, como curriculares para evitar la deserción escolar entre niñas, niños y adolescentes de 10 a 14 años y continúen y concluyan con la educación básica.
POR NORA ALICIA HERNÁNDEZ HERRERA
Expreso-La Razón