El amor a primera vista llega como el café instantáneo. Sorbo a sorbo el buen consumidor va catando las propiedades que lo indujeron. Dos se miran a los ojos y uno encontró en el otro la mirada por años esperada.
Y la mirada clara o turbia, manchada de alquitrán no se salva detrás de los lentes de quien quiere llorar. La vida es la historia de un amor como no hay otro igual, es una canción, un poema, una sala cinematográfica sin película, un día de compras, una pelea callejera, una casa, un patio, la comida favorita, un sueño, una ilusionada, una larga espera, una boda y una suegra.
Terminó la espera- se dicen por dentro- de aquí soy, ya con la pedrada en la cabeza como un pelotazo que te agarra descuidado, que no se olvida y se suele pasar toda una vida buscando venganza.
Si la habías visto acaso, pero no a los ojos. Que bonitos ojos tenía aquel día, su cuerpo era el de una diosa griega y la viste más alta aunque en realidad es chaparrita. Fue cuando te perdiste bien gacho pues el amor cuando es de un lado también es un espectáculo. Todo mundo sabe la historia del enamorado y la respuesta de rechazo de ella que sin menoscabo ni compasión son compartidos por las amigas de ella en el barrio.
Hay amores extraños que no casan- para envidia de los coterraneos- uno los ve caminar muy tranquilos por la calle por años tomados de la mano. ¿En qué consiste? Es la llamada pareja dispareja, de lejos y de cerca se dice que una es más atractiva que el otro, feo y descalzo, nadie sabe nadie supo como la conasupo, dicen que labia mata carita y que la cartera también lo hace.
Dicen que hay un sapo para cada pedrada, y también que según el cuento clásico algunas mujeres pasan un tiempo besando sapos antes de encontrar al príncipe azul que en un corcel las llevará a su palacio. Cuchitril que el amor ciego transformará en un castillo.
En el amor sobran las palabras, sobra también la ropa diría la raza. Pero también hay amoríos cándidos candidatos a no llegar al matrimonio a cambio de aquellos que causan la admiración y el chisme del barrio. Amores descarados, impudicos y públicos que criticamos y no sabemos si por envidia o por fomentar los valores.
Entre el amor y el odio sólo hay un paso pero hay amores que nunca supieron del sabor de su media naranja. Hay amores prohibidos como el de las telenovelas clásicas.
El amor es inherente al ser humano, es una guerra que por más armado que esté el hombre frente a una mujer pierde la batalla. Sales de casa y no sabes lo que encontrarás en el camino, sales tranquilo y vuelves flotando, no sabes cuántas noches pasarás sin dormir nomás pensando. Aún cuando ella ni cuenta se esté dando.
Entonces se escriben cartitas de amor apasionado, se pintan cartulinas con un corazón sangrando en el caso de ellas, el vato se gasta lo que pidió prestado en puros regalos, la familia se opone y descubre los defectos de ambos, mas el amor les muestra otro espejo en cual uno es guapo y bien bonita miss universo.
Hay amores eternos por ahí y también amores que matan, amor con amor se paga como decía AMLO. Dice el dicho que amor de lejos amor de perplejos, pero el amor es cobija cuando hace frío, el amor no tiene edad dicen los veteranos de guerra, el amor es como el piquete de una hormiga colorada. Es chile piquín sin un vaso de agua, amar es este tímido silencio cerca de ti sin que lo notes dijo Neruda. Y qué tiene.
Los novios, entre más oposición encuentran, más se aferran y se ven a escondidas, se hacen señales de humo, inventan otro lenguaje, son ellos contra el mundo, los romeos y julietas del barrio del Pitayal.
HASTA PRONTO
POR RIGOBERTO HERNÁNDEZ GUEVARA