Compuesta por Rafael Solano la canción «Por amor» se volvió un himno para los enamorados en la voz de Marco Antonio Muñiz, y dice así: «Por amor se han creado los hombres en la faz de la tierra, por amor hay quien haya querido regalar una estrella. Por amor fue una vez al calvario con una cruz a cuesta, aquel que también por amor entregó el alma entera».
Para el amor un tramo de 4×4 es suficiente. Un lugar solitario, el cuarto de un motel, un beso en despoblado, una palabra inesperada, una pregunta acaso. Una mirada furtiva es suficiente para saber con quién, baste un movimiento, un ligero guiño, un mensaje, un cielo entero, un pedazo de algo que no se sabe por qué, ni cómo, un sitio elegido, una pelea, una amistad, una coincidencia, un fuerte golpe accidental, incluso un choque, un encontronazo inmortal.
No todo lo es el amor de pareja. Los griegos empleaban cuatro palabras distintas para definir el término “amor” : eros, ágape, philia y storge: El Dios Eros representa la atracción, la pasión y la fertilidad. El tipo de amor eros se refiere al amor apasionado que implica deseo y atracción. Ágape expresa el amor incondicional que tiene como prioridad el bienestar de los demás. Philia tiene una acepción semejante al de amistad, implica cariño y afecto por el otro. Philia se caracteriza por ser fraternal y promover el bien del otro. El amor Storge sucede de manera natural. Se refiere a las relaciones familiares y de amistad, tiene que ver con el afecto por ejemplo entre padres e hijos.
El amor todo lo puede dice el libro sagrado de los enamorados. Por amor el hombre le canta a la mujer y también por desamor le canta ella. El amor es la historia romántica que lleva implícita la comedia, nacida entre risas y algarabía de los muchachos. Hay amores prohibidos que llevan incluida una tragedia, el que se fue para la guerra y cuando vuelve la encuentra casada.
Desde luego que cuando Marco Antonio Muñiz andaba cantando «Por amor» este era correspondido por el respetable público. Era la bella época de México, un tiempo romántico de serenatas y conquistas que se daban con el permiso de los señores padres y la complicidad de la tía de las muchachas.
«Por amor una noche cualquiera un amante se entrega, por amor en un beso se calman unos labios que esperan. Por amor ya no llevo las cruces que me dio el sufrimiento, por ti lo que fuera mi suerte se cambio por amor».
Imaginen a Marco Antonio Muñiz cantando en un pequeño bar con apenas tres parejas en la penumbra de la luz azul de neón. Con una copa de vino. O a José José ahora que lo recuerdo en un pequeño antro de una ciudad fronteriza cantando «Amar y querer» o «El triste» en el más agüitado caso.
Hoy las cosas son distintas aunque igual de intensas, la música puede ser de reguetón y no dejar un guardadito para la imaginación. El sitio puede ser a la intemperie, en cualquier orilla de un parque, bajo unas escaleras que no se hicieron para eso pero por ahí se ha de subir al cielo. El amor es muy corto, y aunque es lo mismo el entrenamiento es mucho así como para perder un partido por cansancio; sobretodo luego de un corrido tumbado con una rola de Peso Pluma por un lado del iPhone.
No obstante, todavía hay parejas que se toman de la mano con un noviazgo de 70 años. Todavía se besan y se miran igual y sucede el milagro. Todavía hay quien regala una rosa, quien canta a la mujer amada y le escribe un poema.
También por amor se han ido uno que otro de este mundo. Por un amor se han peleado dos mujeres y es telenovela del vecindario que luego se hace un corrido norteño. Por amor se ha perdido todo en Ia ruleta que es la vida, por amor se lava la ropa y se cocina. Por amor vas por que vas al fin del mundo por ella y a pata, no es mensajería.
HASTA PRONTO
POR RIGOBERTO HERNÁNDEZ GUEVARA