22 marzo, 2025

22 marzo, 2025

Cambio inevitable en el poder

RETÓRICA / MARIO FLORES PEDRAZA

La corrupción en la política no es un accidente, sino un síntoma. Donde hay estructuras de poder, hay corrupción latente, esperando la oportunidad para manifestarse. No se trata solo de individuos corruptos, sino de sistemas que la permiten, la fomentan y, en algunos casos, la convierten en el único medio para la supervivencia dentro de la estructura estatal.

Toda política parte de un principio fundamental: la administración del poder. Ese poder se distribuye bajo normas, instituciones y acuerdos sociales, pero con el tiempo, estas estructuras se degradan. La corrupción es, en esencia, la descomposición del orden que antes era funcional. Es la grieta en el cimiento de un edificio que alguna vez se erigió sólido. Y esa grieta crece, invariablemente.

Si analizamos la política global, observamos que las formas de gobierno actuales están en crisis. Las democracias se ven debilitadas por el clientelismo, los populismos y el secuestro del poder por grupos económicos o ideológicos. Los regímenes autoritarios, en cambio, perpetúan su existencia mediante la censura y el miedo. En ambos casos, la corrupción no es solo una característica secundaria, sino un eje central de su funcionamiento.

Pero la historia enseña que ninguna estructura corrupta es eterna. El cambio es inminente cuando el desgaste es insostenible. Los pueblos, al percibir que las reglas que rigen su vida han dejado de servirles, buscan transformarlas. A veces lo hacen mediante reformas pacíficas, otras mediante revoluciones. Lo que parece inmóvil, en realidad, está en proceso de desmoronarse.

El futuro se presenta con dos caminos: la regeneración o la decadencia absoluta. O se establecen nuevos modelos de gobernanza que limiten la corrupción, o la descomposición nos arrastrará a una era de caos. Ningún imperio ha sido eterno, y ninguna corrupción ha sido impune para siempre.

Estamos al borde de un cambio en las estructuras de poder. No se trata de preguntarnos si sucederá, sino cómo y bajo qué condiciones ocurrirá. La corrupción ha dejado su marca, pero la historia aún no está escrita en su totalidad.

POR MARIO FLORES PEDRAZA

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