22 marzo, 2025

22 marzo, 2025

Cese al fuego en Ucrania; casi casi

FALJORITMO/JORGE FALJO

Estados Unidos y Ucrania acordaron proponerle a Rusia un cese al fuego de 30 días. Esto no ocurre en un vacío histórico; entender lo que está en juego requiere conocer ciertos antecedentes.

Dependiendo de la inclinación política del observador la guerra en Ucrania se remonta a la invasión rusa de febrero de 2022, al golpe de estado que derrumbó a un gobierno inclinado a la neutralidad en febrero de 2014 o a la expansión de la alianza militar occidental, la OTAN, incluyendo a países cada vez más cercanos a Rusia. Revisemos estos antecedentes muy brevemente.

En 1990 la reunificaron de las dos Alemanias en un solo país fue aceptada por la entonces Unión Soviética a cambio de la promesa de la OTAN no se expandiría hacia el este. En ese mismo año se disolvió el Pacto de Varsovia, la alianza militar liderada por Rusia. En 1991 dejó de existir la Unión Soviética y se dividió en 15 repúblicas independientes. Rusia perdió el control de 14 regiones y quedó sumida en una catástrofe política y económica.

Tras la completa victoria occidental en la guerra fría la OTAN podría haber dejado de existir porque ya no tenía enemigo que combatir. Ocurrió lo contrario. En 1999 se integró a Polonia, Hungría y Chequia en la alianza militar. En 2004 se incluyó a Bulgaria, Estonia, Letonia, Lituania, Rumania, Eslovaquia y Eslovenia.

En 2008 la OTAN declaró que Georgia y Ucrania se convertirían en miembros inevitables de la organización. Cada una de estas oleadas de expansión fue severamente criticada por Rusia señalando que eran una amenaza existencial para ella. La colocación de bases de misiles balísticos en Polonia y Rumania eran ya muy preocupantes. Algo similar en Ucrania y Georgia era totalmente inaceptable.

En febrero de 2014 hubo un golpe de estado contra el gobierno neutral de Ucrania. Este fue apoyado por Estados Unidos, incluso altos funcionarios norteamericanos decidiendo la configuración del nuevo gobierno. A partir de entonces inició una guerra civil entre el gobierno central de Ucrania y las provincias de población mayoritariamente ruso parlante. En todo el país se prohibió el uso del idioma ruso hablado por el 34 por ciento de la población. Hacia fines de 2021 se intensificaron los ataques contra las provincias autonomistas rebeldes al gobierno emanado del golpe de estado.

En febrero de 2022 Rusia invadió Ucrania en lo que llamó “operación militar especial”, es decir una guerra limitada iniciada con un ejército muy insuficiente para enfrentar al ejercito ucraniano. Desde la perspectiva rusa los motivos del ataque eran dos; en lo inmediato la defensa de la población de habla y cultura rusa ante el incremento de los bombardeos de Ucrania a las regiones rebeldes. Además, reafirmar su exigencia de que Ucrania no se incorporara a la OTAN, se declarara neutral y se desnazificara. Esto último porque efectivamente en Ucrania en 2014 tomaron el poder grupos y milicias ultranacionalistas, afines a tal ideología.

El objetivo de la invasión con limitados recursos era presionar a Ucrania a establecer negociaciones tendientes a asegurar la seguridad y derechos de la población de cultura rusa. Conversaciones que iniciaron a las pocas semanas y tuvieron un alto grado de avance, incluso la firma de las bases para un acuerdo inicial. Sin embargo occidente, en particular el primer ministro británico, le ofrecieron al gobierno de Zelensky el apoyo financiero y militar que sería suficiente para derrotar a Rusia. Esto sería posible porque consideraban que la ráfaga de sanciones comerciales y financieras desestabilizarían a Rusia, provocarían una reacción de su población contra su gobierno y finalmente su total colapso económico y militar.

Las previsiones occidentales fallaron. Rusia superó el golpe gracias a su preparación previa: a lo largo de años, desde 2014 se orientó a limitar su dependencia de occidente en cuanto a su abasto estratégico. En contraste las sanciones provocaron el debilitamiento de las economías europeas; incluso recesión y desindustrialización en los países más dependientes del abastecimiento ruso, en particular de energía.

Tras años de una guerra disimulada entre occidente y Rusia, en la que Estados Unidos y Europa invirtieron enormes recursos económicos y prácticamente desfondaron sus arsenales militares, Rusia se encuentra cada vez más cerca de la victoria.

Ante esta situación Donald J. Trump decidió que no cargará con la responsabilidad de una derrota en Ucrania y se ha presentado como el adalid de la paz. Algo que el conseguiría en un muy breve tiempo y para lo cual hizo un cambio fundamental de política: hablar con Putin, restablecer el dialogo diplomático entre las dos potencias. Trump es muy listo; no negociará directamente la suerte de Ucrania para no cargar con la responsabilidad de un acuerdo favorable a Rusia. Lo que hace es forzar a Zelensky a iniciar negociaciones con Rusia.

Estados Unidos suspendió por unos días el apoyo militar a Ucrania hasta que casi de inmediato Zelensky aceptó ofrecer a Rusia un cese al fuego de 30 días. Tras el acuerdo se reanudó el flujo de armamento y el apoyo logístico a Ucrania.

Ante la propuesta del cese al fuego la respuesta rusa fue muy diplomática. Putin declaró que está de acuerdo con las propuestas para terminar con el conflicto y que esta propuesta en particular es una buena idea. No obstante hizo preguntas incisivas: ¿qué harán los soldados ucranianos atrapados en Kursk, se rendirán o escaparán hacia Ucrania? ¿es justo que queden sin castigo después de las atrocidades que cometieron contra civiles dentro de Rusia? ¿Durante el cese al fuego el ejército ucraniano se reagrupará y fortalecerá sus posiciones? ¿Seguirá recibiendo abasto militar de occidente? ¿Cómo se garantizará y quiénes vigilarán el cumplimiento del acuerdo? Putin ha dicho que en varias ocasiones fue engañado con propuestas de paz que solo sirvieron para ganar tiempo y reforzar las capacidades militares de Ucrania.

Lo más importante es que Putin señala que una paz duradera tiene que resolver las raíces del conflicto, es decir que Ucrania se comprometa a la neutralidad, que no se incorpore a la OTAN, que no haya fuerzas militares de occidente dentro del país; que se desnazifique y respete los derechos de la población rusa.

Occidente dijo que con la propuesta del cese al fuego el balón estaba del lado ruso; Putin, con sus preguntas ha regresado la pelota al lado occidental para que aclare los detalles de su propuesta.

Mal que bien este intercambio clarifica posiciones e inicia el largo camino de negociar un verdadero acuerdo de paz.

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