La grieta que empieza a crujir entre las fuerzas nacionales de la 4T, también atraviesa a Tamaulipas y cada día es más evidente.
El primer síntoma estuvo a la vista de todos porque los protagonistas decidieron hacerlo público.
El enfrentamiento entre Morena y el Partido Verde en el Congreso evidenció que si acaso sobrevive la alianza que se conformó para la elección federal del 2024, será pura simulación.
Lo cierto es que el PVEM está convertido en la guarida de los adversarios del proyecto político del gobernador Américo Villarreal.
Destaca desde luego la figura de Maki Ortiz, Senadora de la República, con añejas aspiraciones a la gubernatura de Tamaulipas.
En el 2022 participó en la encuesta de Morena y al no ser seleccionada por la Comisión de Elecciones impugnó la candidatura de Américo Villarreal.
Después, en el 2024 quiso ser quien encabezara la fórmula guinda al Senado de la República, pero otra vez no tuvo éxito.
El premio de consolación de ser la candidata del Partido Verde no fue un dulce amargo para la ex alcaldesa de Reynosa, pues consiguió que además de competir en las urnas donde tenía pocas posibilidades del triunfo, la inscribieran en la lista de representación proporcional.
Apareció en la segunda posición como suplente de Ruth González Silva, la esposa de Ricardo Gallardo, el gobernador de San Luis Potosí.
Como la primera dama del estado vecino también fue candidata de mayoría relativa y -como se esperaba- consiguió el triunfo le dejó su escaño pluri a Maki Ortiz.
La política mexicana está llena de laberintos y vericuetos, pero también de curiosas coincidencias.
A unos meses de aquella jugada política, el gobernador de San Luis Potosí y su esposa la senadora, fueron la principal razón para que el Verde se opusiera con uñas y dientes a que la reforma contra el nepotismo se aplicara desde el 2027.
La causa es obvia: el plan es que Ricargo Gallardo herede la gubernatura a Ruth González en el 2027, la familia garantice así otro sexenio controlando el estado, y el Verde pueda mantener por lo menos un estado, y claro, el acceso a su presupuesto.
Esta chicanada legislativa no hubiera sido posible sin el respaldo de Adán Augusto López, todo poderoso presidente de la Junta de Coordinación Política en el Senado, quien desde esa posición libra su propia batalla personal contra el liderazgo de la presidenta Claudia Sheinbaum.
El tabasqueño a su vez tiene en Tamaulipas como su principal representante al senador José Ramón Gómez Leal, quien luego de años de enfrentamientos, desde hace algunos meses firmó una alianza circunstancial con Maki Ortiz y su hijo el alcalde de Reynosa, Carlos Peña Ortiz.
Todo ello, claro, con miras a la elección del 2028.
A este grupo que se ha refugiado en el Verde deben agregarse por lo menos a dos diputados federales: Mario López Hernández de Matamoros y Cassandra De los Santos Flores de Río Bravo.
La pregunta obvia sobre este reacomodo político sería cuál es la verdadera posibilidad de éxito de esta aventura que han emprendido los neoverdes.
La respuesta podría encontrarse en Palacio Nacional, donde la presidenta luce cada día más decidida a consolidar su poder, y ello tendrá sus repercusiones en Tamaulipas, donde la relación con el gobernador está en mejores términos que nunca.
Si Claudia Sheinbaum, como todo hace indicar, llega con la misma fuerza al 2026-2027, la arriesgada apuesta del Verde y Adán Augusto quedará en una anécdota.
POR MIGUEL DOMÍNGUEZ FLORES
