CIUDAD VICTORIA, TAMAULIPAS.- Las paredes de La Posta Real han sido testigos de incontables historias, de risas familiares, de brindis memorables y de encuentros que, sin saberlo, quedaron grabados en la memoria de Ciudad Victoria. Este domingo 30 de marzo, tras más de cinco décadas de historia, el emblemático restaurante bajará sus cortinas por última vez.
Un cierre que duele
No es solo el fin de un negocio, es el adiós a un capítulo importante en la vida de muchos victorenses. La economía, la delincuencia y el desgaste natural de los años han llevado a los dueños a tomar una decisión que duele. «Nos ha costado mucho mantenernos, pero ya no es sostenible. Nos tomaremos un tiempo para analizar el futuro, pero por ahora, La Posta Real dice adiós», comentó el gerente.
Fue a principios de marzo, el restaurante sufrió un robo que dejó daños económicos importantes. Los ladrones no solo se llevaron dinero en efectivo y productos, sino que también destruyeron el equipo de videovigilancia, complicando la identificación de los responsables. Sin embargo, este no fue el único motivo del cierre. La baja afluencia de clientes y la dificultad de mantener el ritmo de operaciones también influyeron en la decisión.
Un legado de sabor y tradición
Desde su apertura en 1972, La Posta Real ha sido un referente de la gastronomía en Ciudad Victoria. Nacido primero como «La Posta» en la calle 8, el restaurante se mudó al 11 Zaragoza, ahora con el nombre de La Posta Plaza donde vivió su época de mayor esplendor. Fue en este lugar donde se sirvieron platillos a expresidentes como Miguel de la Madrid, Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo.
Los artistas también fueron parte de su historia. Se dice que José José, en una de sus visitas a la ciudad, pasó toda una tarde en el restaurante, cantando a capela con una copa de coñac en la mano. Era un punto de encuentro para políticos, empresarios y familias, pero también un lugar donde cualquier persona podía sentirse bienvenida.
El menú de La Posta Real ofrecía una mezcla de sabores del mar y platillos tradicionales de la región. Su buffet y almuerzos eran conocidos por su calidad, y con el paso del tiempo se convirtió en un lugar de tradición para generaciones de victorenses.
Un futuro incierto
Aunque el cierre es definitivo por ahora, los propietarios no descartan un posible regreso en el futuro. «No quisiéramos llamarlo cierre definitivo. Quizá, en algún momento, La Posta Real vuelva a abrir», mencionaron con un dejo de esperanza.
Por lo pronto, el próximo domingo será la última oportunidad para degustar sus platillos y despedirse de este icónico restaurante. Será un día de nostalgia, pero también de gratitud por todos los momentos que se vivieron en sus mesas.
Así, con el eco de las risas que alguna vez llenaron sus salones y el recuerdo de aquellos brindis que celebraban la vida, La Posta Real se despide. Un pedazo de historia de Ciudad Victoria se apaga, pero su legado seguirá vivo en la memoria de quienes tuvieron la fortuna de compartir una comida entre sus muros.
Por Raúl López García
EXPRESO-LA RAZON
