La imposición de aranceles del 25% a los autos mexicanos que se exporten a Estados Unidos, mantiene en vilo a la industria automotriz que en los últimos años se ha convertido en protagonista de la economía nacional.
El caso de Tamaulipas no es la excepción, pues las empresas que fabrican componentes para vehículos han crecido de manera considerable. Según datos de la Industria Nacional de Autopartes (INA), la producción en el norte del país asciende a mil 715 millones de dólares hasta octubre de 2024, en estados como Coahuila, Nuevo León, Chihuahua, Sonora y Tamaulipas.
Este sector produce partes eléctricas, transmisiones, embragues, telas, alfombras, asientos, partes para motor, suspensión dirección y sus partes.
De hecho, durante el 2024, el sector automotriz se consolidó como el principal impulsor de la demanda de espacios industriales en Reynosa, Tamaulipas, al representar 46% del total, equivalente a 39,000 metros cuadrados (m²); En ese periodo Tamaulipas se posicionó como uno de los estados con mayor comercio internacional en México, al registrar exportaciones por más de 17,000 millones de dólares en el primer semestre del 2024, un crecimiento anual de 5.9%. En cuanto al origen de las inversiones, Estados Unidos lideró la demanda con 65% del total, equivalente a 55,000 m²; le siguieron Corea del Sur con 18% y China con 9 por ciento.
El tamaño promedio de transacción a lo largo del año fue de 10,000 m² y el precio de lista en renta fue de 6.80 dólares por metro cuadrado al mes. La Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores en Tamaulipas ha advertido que estos aranceles sí afectarán al sector industrial que fabrica componentes en el estado, en compañías como APTIV, Magna, Posco, Valeo, Joyson, Autoliv, Panasonic e Hilti. Según estimaciones de especialistas, los aranceles a los autos mexicanos que se dirigen a Estados Unidos se ubicarían en 21.3 por ciento.
En un análisis, Banamex indicó que para el caso de México, asumiendo que tienen un contenido americano de 40 por ciento, el arancel a los autos sería de 15 por ciento si cumplieran con el T-MEC. Sin embargo, estimó que suponiendo que 18 por ciento de los autos exportados de México no lo cumple, se les aplicaría 50 por ciento (independientemente de su contenido de insumos americanos).
Así el arancel promedio ponderado a los autos terminados de México sería de 21.3 por ciento, con respecto al 25 por ciento para los otros autos provenientes del resto del mundo. “Esa diferencia es grande considerando que los márgenes de ganancia en la industria de autos terminados no son muy elevados”, consideró la institución financiera. En el mercado americano el golpe arancelario a las exportaciones mexicanas y canadienses será menor que en otros países, aunque se perderá competitividad frente a los productores de Estados Unidos.
Destacó que la mitad de los autos vendidos en Estados Unidos son importaciones y la otra mitad son producidos localmente. Además de traspasarse a precios al consumidor la mayor parte de los nuevos aranceles, es más probable que las importaciones de autos de otros países se intenten sustituir por producción local, antes que las provenientes de México y Canadá, consideró. No obstante, México podría perder muchas inversiones que serían dirigidas a Estados Unidos de mantenerse la política arancelaria de Trump, ante la evidencia de que será negativo para el consumidor americano y para la eficiencia de la manufactura de ese país. Banamex señaló que es incierto qué proporción de empresas impactadas podrá realizar esfuerzos para el cumplimiento, aunque aparentemente en la gran mayoría de los casos es una cuestión de días o sólo semanas para hacerlo. Trump ha señalado que el 2 de abril anunciará nuevos aranceles recíprocos para muchos países.
…Y SIGUE LA AMENAZA
En garitas tan relevantes de la frontera entre México y EU como Nuevo Laredo-Laredo, el principal puerto terrestre de entrada de mercancías al mercado estadounidense, los días previos al 4 de marzo vieron una demanda creciente de servicios de agentes aduanales y de transportación intentando surtir inventarios.
Y en algo que hizo temer el regreso de los días críticos de la pandemia del Covid-19, las fronteras terrestres de EU vivieron dos jornadas con una baja notable de actividades ante los aranceles de 25 por ciento surtiendo efecto, una situación que volvió a cambiar cuando Trump dictó nuevas reglas para el 7 de marzo.
Por orden de Trump, todos los productos mexicanos y canadienses importados a EU bajo las reglas del tratado de libre comercio regional (T-MEC) quedarían exentos del arancel, pero aquellos productos mexicanos y canadienses que entraran a EU bajo cualquier otro régimen arancelario seguirían castigados.
De acuerdo con Cato Institute, el 50.29 por ciento de las importaciones mexicanas que entraron a EU en 2024 (la mayoría de ellas por Nuevo Laredo) lo hicieron al amparo del régimen arancelario de Nación Más Favorecida (NMF) pues así convenía a sus estrategias de comercio exterior, al gozar de tasas arancelarias muy bajas incluyendo “tasa cero”.
La guerra arancelaria lanzada por el Presidente Donald Trump en contra de México y Canadá ha provocado ya rupturas en las cadenas de suministro de América del Norte y ha sumido también en una especie de limbo a 40 por ciento de de las importaciones mexicanas que llegan a Estados Unidos.
A menos de dos meses de haber regresado a la Casa Blanca, el juego de latigazos de Trump -colocando y retirando aranceles a placer contra México y Canadá- provocó ya disrupciones en las fronteras, incrementos en el costo de transporte, prisas entre importadores y un caos burocrático para muchas empresas. Tan sólo en los días previos al 4 de marzo cuando el arancel general de 25 por ciento en contra de todos los productos mexicanos y canadienses estaba por iniciar -al menos temporalmente- las garitas fronterizas vieron una marea de mercancía llegando para inmediatamente después casi paralizarse por unos días. Sin embargo, la más reciente decisión de Trump de exentar del arancel sólo a los productos de México y Canadá importados al amparo del tratado de comercio regional (T-MEC) -a partir del 7 de marzo- no calmó las aguas sino que enturbió aún más la vida para la mitad de las importaciones mexicanas que llegan a EU.
“La gente que está exportando (en México) y los expertos en materia legal y aduanal que los están apoyando están justamente en el proceso de averiguar cómo navegan esta situación”, dice Alfredo Carrillo Obregón, investigador asociado del Cato Institute en Washington, DC. De acuerdo con estimaciones hechas por el Instituto Cato, el 49.57 por ciento de las importaciones mexicanas que llegaron a EU en 2024 -desde vehículos pick-up hasta aguacates- lo hicieron al amparo del régimen arancelario preferencial del T-MEC, vigente desde 2020.
Sin embargo, el 50.29 por ciento de las importaciones mexicanas que llegaron al mercado estadounidense en 2024 -incluidos productos icónicos como el tequila y hasta refrigeradores- lo hicieron bajo el amparo del régimen arancelario de Nación Más Favorecida (NMF) y son a estos contra los que el arancel aplicará. Pero los efectos del látigo arancelario de Trump no terminan ahí, pues hay un multimillonario universo de importaciones mexicanas que tradicionalmente usaban el régimen de NMF y que han quedado en un limbo ante una aparente minucia burocrática que la Administración Trump no se tomó el tiempo de avizorar.
“Creo que esto va a quedar en el limbo hasta que aduanas se pronuncie al respecto”, dijo Carrillo Obregón. Cuando el 1 de febrero pasado invocó la Ley de Poderes Económicos para Emergencias Internacionales de 1977 (IEPPA, en inglés) para imponer el arancel de 25 por ciento contra las importaciones procedentes de México y Canadá -así como otro 10 por ciento a las de China-, Trump estaba haciendo historia.
Por primera vez, un Presidente estadounidense usaba un estatuto pensado para sancionar a grupos terroristas y criminales para castigar a sus principales socios comerciales y, de paso, generar una carrera contra el tiempo a lo largo de la cadena de suministro para intentar aminorar los costos de tal decisión. Jugando una y otra vez con la fecha de entrada en vigor de sus aranceles y tras negociaciones con la Presidenta mexicana Claudia Sheinbaum y el entonces Primer Ministro canadiense Justin Trudeau, Trump aplazó del 4 de febrero al 4 de marzo la fecha de entrada en vigor de dichos aranceles punitivos.
“La última pausa arancelaria tuvo un efecto dominó en toda la cadena de suministro al provocar un aumento repentino del volumen de carga y una mayor presión sobre las operaciones fronterizas”, dijo la semana pasada Redwood Logistics, una firma de logística transfronteriza en Chicago con operaciones en México y Canadá.
“Es concretamente un tema de costos. Hay muchos productos bajo Nación Más Favorecida que tienen tasa cero de arancel. Estas empresas lo usaban, pues los gastos administrativos para acreditar origen y dar cumplimiento con el T-MEC evidentemente representa un costo adicional”, dice el experto Carrillo Obregón. Un producto mexicano que durante años aprovechó el régimen de NMF para exportar a EU es el caso de la cerveza, pues la tasa marcada ahí es estrictamente “cero”; en la misma categoría también están bebidas insignia de México como el tequila y el mezcal, así como manufacturas como los refrigeradores.
Sin embargo, este subconjunto de productos mexicanos que gozaban de una tasa “cero” bajo el régimen arancelario de Nación Más Favorecida (NMF) enfrentan ahora un limbo al intentar adaptarse al régimen arancelario del T-MEC y así evitar pagar el arancel del 25 por ciento impuesto por Trump. Este limbo ocurre dado que bajo el Sistema Armonizado de Designación y Codificación de Mercancías de EU (HTSUS, en inglés) no existe un rubro específico que les ofrezca a estos productos una tasa preferencial bajo las reglas del T-MEC, pues en teoría ya gozan de una tasa de “0 por ciento” bajo el régimen de NMF.
“Dado que no existe la disposición de trato preferencial T-MEC para estos productos en el código arancelario de EU, entonces no puede recibir dicho trato preferencial. Así que por default, esos productos van a quedar sujetos al arancel de 25 por ciento”, alerta el investigador Carrillo Obregón. De acuerdo con las estimaciones del Cato Institute, el monto de los productos mexicanos que quedan en este limbo burocrático es sumamente considerable, pues su valor supera 201 mil millones de dólares y representan un 40 por ciento del total de las importaciones mexicanas que ingresaron a EU en 2024.
POR STAFF