Claudia Sheinbaum envió ayer una señal más para los grupos internos de Morena que se creen más importantes que el movimiento político que les guste o no, ahora encabeza la presidenta.
Del tamaño de las provocaciones de personajes como Adán Augusto López fue la dimensión de la respuesta: nítida, directa, sin lugar para las confusiones.
Y el mensaje que fue dirigido a Chihuahua, donde todavía faltan dos años para la renovación de la gubernatura, en realidad debió llegar en forma de eco a toda la República. Así lo pensó la presidenta y así debieran entenderlo también en Tamaulipas donde aún restan tres largos años para la sucesión.
A Claudia le preguntaron sobre el actuar de la senadora Andrea Chávez, quien ha desplegado desde ahora una intensa y evidente campaña para posicionarse de cara a la elección del 2027, cuando pretende competir por la gubernatura de ese estado.
Su deseo es legítimo, desde luego. Su estrategia, no tanto, en opinión de la presidenta, quien respondió sin medias tintas: “Voy a enviar una carta a la dirigencia de Morena, porque creo que tiene que haber reglas, no se debe adelantar nada”.
Seco, el golpe impactó de lleno en Adán Augusto López quien impulsa a la senadora y a otros políticos a quienes pretende llevar a diferentes gobiernos estatales de la República, unos años antes de que inicie la carrera por la Presidencia de la República, lo que se ha convertido en su obsesión después de haber perdido por paliza la contienda interna con la ahora presidenta Claudia Sheinbaum.
Con esa fijación, el tabasqueño quien pretende hacerse pasar por el representante del presidente Andrés Manuel López Obrador en el Senado, mueve a sus peones y alfiles en el tablero político.
El problema es que no lo hace por las buenas, sino -fiel a su estilo- a través de marrullerías y chicanas políticas para buscar erosionar el poder de quienes llegaron legítimamente al poder.
El grupo de Adán Augusto no solo intenta socavar la autoridad de la presidenta, sino de los gobernadores que no atienden sus exigencias, ni son afines a sus intereses.
El senador, queda claro, no ha superado la derrota en el proceso interno por la candidatura, ni ha entendido que la sociedad mexicana no lo tiene en buena estima.
Igual que los líderes de la oposición, menosprecia a la población, al considerar que la marca Morena y la Cuarta Transformación son suficientes para soportar cualquier desvío ideológico como los que él representa.
La presidenta es cada vez más clara en sus respuestas. Con la cabeza fría y la ecuanimidad que caracterizan su discurso, empieza a disparar tiros de precisión que hacen blanco en el objetivo principal, pero cuyo poder expansivo alcanza a quienes pretendan seguir sus pasos.
“Para nosotros no es llegar, no es un asunto de llegar al poder por llegar al poder; para nosotros lo más importante es la Transformación del país que se viene construyendo. Entonces, todos debemos dar ejemplo”, dijo ayer.
Así de claro.
POR MIGUEL DOMÍNGUEZ FLORES




