2 junio, 2025

2 junio, 2025

CDV y sus motivos

HORA DE CIERRE / PEDRO ALFONSO GARCÍA RODRÍGUEZ

La narrativa narcohuachicolera que difunde el grupo de poder al que pertenece el ex gobernador de Tamaulipas es similar a la que ahora utiliza un sector del morenismo para justificar sus excesos y/o incompetencia.

Son evidentes los abusos cometidos en el gobierno de Francisco Javier García Cabeza de Vaca que alteraron el orden institucional del estado y que aún mantienen en riesgo a la frágil democracia tamaulipeca.

Y en gran parte se debe a la red de intereses que rápido tejieron sus aliados nacionales y todas las atrocidades cometidas por sus cercanos por ignorancia, incompetencia y por impunidad.

Pero el contexto político en el que se desenvolvió Francisco Javier influyó en gran medida para esfumar la esperanza democrática que despertó en un inicio su gobierno.

Desde el inicio de su carrera su panorama político no era nada alentador y al menos en sus futuras acciones propiciaron los destellos megalómanos que lo han caracterizado en su forma de hacer política.

El calderonismo tuvo que pactar igual que en la fábula Fausto con el priismo jurásico para impedir la llegada de AMLO al poder. El bastión que representaba en esa época la CDMX le daba la suficiente inercia además del discurso de izquierda para ganar una elección presidencial.

El reynosense fue testigo de una transición política con Vicente Fox que no lo fue. Cuando el panismo tomó las riendas del país todas las estructuras del gobierno estaban hechas a modo del sistema corporativista. Pero el colapso provocado por décadas de crisis económicas y políticas las tenían degradadas, prácticamente en la informalidad y controlada por camorristas y grupos delincuenciales.

La Ciudad de México y algunos estados de la República se mantenían bajo el control del PRD, pero la inmensa mayoría y pese al estruendoso fenómeno Fox se mantuvieron en manos de priistas. Con el guanajuatense el gobierno se dio como una luna de miel entre salientes y entrantes, pero el ascenso de AMLO y la voracidad de un priismo sin presupuesto Federal redujeron sus espacios.

Cuando Calderón entró a la presidencia el país se dividía entre panistas y perredistas, pero los estados aún continuaban bajo el dominio priista que los convirtieron en bastiones que después alimentarían su retorno con el ex presidente Enrique Peña Nieto.

El neopanismo calderonista con un sentido más emprendedor y ciudadano pronto fue superado por las redes de intereses que por décadas mantuvo el PRI y por la emergencia de un grupo auspiciado por el empresariado mexicano para acceder a un mayor margen de maniobra para frenar regulaciones en la etapa más álgida del neoliberalismo en el país.

Los obstáculos impuestos por el tricolor y por el perredismo orilló a todo ese grupo a formular una depuración política en un combate abierto a la delincuencia organizada que evolucionó de grupos criminales a su intromisión en las instituciones del Estado (o al menos así vendieron la idea).

El verdadero trasfondo de la lucha (aunque justificada por la guerra abierta emprendida desde EU) fue el control del aparato Judicial que permitiera en un futuro frenar persecuciones, iniciarlas y tener a raya cualquier acción que amenazara sus intereses.

El ex gobernador en la línea del tiempo durante su crecimiento aprovechó para formar su propio criterio en política como legislador, alcalde de Reynosa, funcionario Federal y en su sexenio.

En su etapa como alcalde fue atropellado por las fuerzas geñistas, pero al final perdonado aunque ya el daño estaba hecho.

La enemistad de su grupo aunado a las hostilidades padecidas en el pasado se reflejó también en su poca confianza con el priismo en general que la sostiene hasta la fecha cuando perdió los estribos y como gobernador enfrentó directamente al morenismo pra evitar su llegada al poder.

Y pareciera que el tiempo le dio la razón, las alianzas impulsadas por César Verásteguí no se reflejó en las urnas y al contrario, les restaron votos por darle la razón a AMLO (como sucedió a nivel nacional) que en verdad eran el verdadero PRIAN.

Cuando CDV llegó al poder aprovechó la tormenta que prevaleció en el priismo tras el asesinato de Rodolfo Torre Cantú, sometió a un sector con procesos judiciales y a otro incluyéndolo en su red de intereses.

Incluso sus nuevos aliados mantuvieron reservas ante la concentración de poder que no terminaban por dimensionar incluso si venían de un poder sistemático.

Desde la Fiscalía General de Justicia de Tamaulipas “volaron” carpetazos a diestra y siniestra a manera de yugo que en pocos meses le dieron el poder absoluto como una acción de poder que en teoría era necesaria pero en la práctica la aprovechó para crear su propia plataforma.

Lo que el ex gobernador no dimensionó fue que un sistema tan arraigado aún en su agonía era imposible de controlar solo con el aparato de Justicia, sin acciones de gobierno de alto impacto social y con su recién formada clase política ajenos a la realidad de los tamaulipecos.

Al igual que lo sucedido a nivel nacional, Morena agrupó a las alas combativas del priismo y al mapachaje converso como defensores acérrimos del proyecto cuatroteísta.

Los esfuerzos del cabecismo además de su enfrentamiento con el gobierno de AMLO eran también para frenar a los fantasmas del pasado que si bien sometió, persiguió y/o encarceló, mantuvieron el margen de maniobra suficiente para mantener vigencia.

Y al final esa amenaza latente del precedente que sentó la realidad lo podía alcanzar en cualquier momento y cuando probó las mieles del poder absoluto le gustaron, y su grupo político se encargó de hacer todo el entramado legal ya conocido.

Mantener a raya a los grupos priistas era sumamente necesario para una construcción democrática, su intento de aniquilarlos o asimilarlos terminó en un rotundo fracaso y fue muy bien aprovechado por el gobierno de AMLO.

El reynosense se fue al otro extremo ante la premura de todo un grupo nacional en desgracia y señalado por corrupción que agotó todos sus recursos para mantenerse vigentes.

Y esa misma reacción cabecista por más que se intente comparar al ex gobernador como un Hannibal Lecter, encerrado con bozal en un sótano, era natural de cualquier grupo de poder que inicio amenazado y terminó de la misma forma.

Y es el riesgo de ser replicado por un sector del morenismo, por los grupos priistas disfrazados o conversos aún vigentes o como una figura como la de Maki Ortiz, similar a la de CDV pero aún más pragmática.

La oligarquía priista permanece vigente y lo seguirá mientras Morena no logre una militancia propia, la unidad aunque sea simulada y el fortalecimiento de sus áreas de influencia.

La oposición, incluido el mismo PAN debe de hacer lo mismo y en teoría debería de ser sustentado por un sector del empresariado local y nacional.

El camino hacia un revés democrático pareciera muy bien hecho y sería el caldo de cultivo propicio para una nueva ola autoritaria que ahora sí pueda tener alcance nacional.

POR PEDRO ALFONSO GARCÍA RODRÍGUEZ
@pedroalfonso88

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