2 junio, 2025

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León XIV regresan los conservadores

TRÓPICO DE CÁNCER / JESÚS COLLADO MARTÍNEZ

El auge de la Revolución Industrial en la primera mitad el Siglo 19 provocó una verdadera conmoción social, particularmente entre aquellos que habían trabajado en las antiguas factorías y talleres de la Europa de principios de ese siglo, y estaban verdaderamente aterrados ante la presencia de las máquinas que se utilizaban cada vez más para realizar el trabajo de los seres humanos en muy diversas actividades.
 
El temor al desplazamiento estaba presente en todas partes y expresar esas inquietudes en voz alta provocaba el despido fulminante de los inconformes. En ese ambiente de miedo y confusión, en 1848 se publicó el Manifiesto Comunista de Carlos Marx y Federico Engels. En ese documento hablaban del derecho de los trabajadores a organizarse para la defensa de sus intereses comunes, el derecho a un pago justo y a la seguridad laboral, proponían que la propiedad de los medios de la producción pasará a las manos los trabajadores mediante la creación de un gobierno de los proletarios a través de una revolución.
 
Fue en 1891, después del décimo año de su papado, que el Papa León XIII publicó su encíclica Rerum Novarum, en la que se refería al derecho de los trabajadores a organizarse libremente y a la justicia social, también defendía el derecho a la propiedad privada y convocaba a los propietarios de las fábricas y los grandes negocios a moderar sus ganancias, a ser generosos ayudando a los más desprotegidos y convocaba a ricos y a pobres a trabajar juntos por el bien común. Este documento expuso por primera vez la llamada Doctrina Social de la iglesia. Para muchos analistas Rerum Novarum está considerada como el acta de nacimiento de la democracia cristiana.
 
En el año 2013, la renuncia del Papa Benedicto XVI a su alta responsabilidad, generó una gran turbulencia en el seno de la Iglesia Católica, fué el primero en hacerlo en 700 años. En consecuencia y quizá por la confusión del momento, fué electo el primer papa jesuita que adoptó el nombre de Francisco, el santo de los pobres, para el ejercicio de su ministerio, el más importante de la iglesia católica.
 
El Papa Francisco renunció de inmediato al uso del departamento y los vehículos lujosos que usaba el anterior pontífice, y asumió desde el principio, posturas inovadoras y tolerantes en temas tan delicados cómo la homosexualidad, la excomunión de los divorciados y la participación activa de mujeres religiosas en la toma de decisiones, con voz y voto, en reuniones tan importantes como los sínodos papales.
 
El Cardenal Robert Francis Prevost, norteamericano y peruano, en ese mundo de símbolos, aceptó la elección para ser el Papa de Roma y adoptó como nombre León XIV, que es una manera sutil de decir que es un reformista, pero a la manera del hombre que fijó la posición de la iglesia frente a los trabajadores del mundo en la última  década del Siglo XIX, y no un reformista del estilo de Francisco en el principio del Siglo XXI.
 
El enemigo por definición del comunismo y por extensión del socialismo durante 120 años ha sido la democracia cristiana, que ha sido el brazo político de la iglesia católica a partir de la encíclica Rerum Novarum del Papa León XIII, así ha sido desde los inicios del del Siglo XX, y para que no quede ninguna duda, la Asamblea de los Cardenales desde Roma envía ahora un mensaje muy claro: la Iglesia del Siglo XXI seguirá viendo a los pobres del mundo como aquellos seres que necesitan la generosidad y la misericordia de los ricos y no como seres humanos con plenos derechos. También a ellos les debe quedar claro que no hay bien común, cuarenta años de neoliberalismo lo han demostrado plenamente, eso y la fortuna acumulada de mas de un trillón de dólares de Elon Musk, Jeff Bezos, Mark Zuckerberg, Bill Gates y Carlos Slim. Amén.

POR JESÚS COLLADO MARTÍNEZ

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