CIUDAD VICTORIA, TAM.- Al mediodía de este lunes, el corazón de muchas personas se paralizó por instantes frente a la papelería CopaVisa, ubicada justo detrás del Colegio Antonio Repiso. Una menor de edad, de aproximadamente 11 años, subió al techo de un edificio de dos pisos con la intención de lanzarse al vacío.
Los gritos de la niña, en los que suplicaba no querer seguir viviendo, desgarraron el alma de quienes se encontraban cerca. En cuestión de minutos, elementos de seguridad pública, Protección Civil y el Heroico Cuerpo de Bomberos llegaron al lugar para intentar evitar una tragedia.
Fue Cristhian, bombero, quien decidió actuar con el corazón por delante. Mientras sus compañeros intentaban mantener la atención de la niña y tranquilizarla, él se fue acercando, poco a poco, con firmeza y ternura. Justo cuando ella estaba en el borde, a más de cinco metros de altura, Cristhian le tendió los brazos y la sujeto firmemente hacia el interior de techo.
Ese abrazo lo cambió todo.
Con una mezcla de fuerza y cuidado, Cristhian la sostuvo y la alejó del filo. No fue solo una maniobra táctica, fue un acto profundamente humano. La orilló hacia el centro del techo, donde sus compañeros la rodearon con calidez y seguridad. Ya a salvo, la menor fue atendida por personal capacitado, aún envuelta en una profunda crisis emocional.
No se conocen aún los motivos que llevaron a la niña a tomar tan dolorosa decisión, pero sí quedó claro algo: hay héroes entre nosotros. Y a veces, no llevan capa, sino uniforme, y salvan vidas con un simple y poderoso abrazo.
Por Raúl López García