23 junio, 2025

23 junio, 2025

Así se vio el desprendimiento del iceberg más grande del mundo

Este coloso de hielo ha comenzado a desintegrarse de manera acelerada, un proceso que se intensificó entre marzo y mayo de 2025, cuando perdió más de 360 km² de superficie.

El iceberg más grande del mundo, conocido con el nombre de A-23A, ha comenzado a desintegrarse tras décadas de aparente inmovilidad, situación que ha sido captada gracias a una serie de imágenes satelitales tomadas por la NASA.

Dicho bloque de hielo, con una superficie similar a la de la isla española de Mallorca (más de 3 mil 100 km²), se ha convertido en un claro símbolo del impacto del cambio climático sobre las regiones polares.

Un gigante a la deriva
El A-23A se desprendió de la plataforma de hielo Filchner, en la Antártida, en 1986.

Sin embargo, durante casi 30 años permaneció encallado en el mar de Weddell (una amplia porción del océano Atlántico Sur en la Antártida dentro del área también conocida como océano Antártico), sin grandes desplazamientos.

No fue sino hasta 2023 que comenzó su travesía hacia el norte por el océano Austral, desplazándose lentamente y cruzando zonas hostiles como el Pasaje de Drake.

Desde finales de 2024, se acercó a la isla de Georgia del Sur, ubicada en el Atlántico Sur, y en marzo de 2025 encalló a unos 100 km de sus costas.

Desde entonces, ha comenzado a desintegrarse de manera acelerada, un proceso que se intensificó entre marzo y mayo, cuando perdió más de 360 km² de superficie.

Fragmentación acelerada
La desintegración del A-23A se debe principalmente al fenómeno conocido como “desgaste del borde”, causado por aguas más cálidas de lo habitual y el fuerte oleaje.

Las imágenes captadas por satélites muestran una extensa línea de fragmentos helados alrededor del iceberg, prueba visible de su colapso.

Uno de los bloques más grandes que se ha desprendido recientemente, denominado A-23C, ahora flota por su cuenta.

Este tipo de fragmentación no solo representa un riesgo para la navegación, sino que también sugiere que el iceberg está más fracturado de lo que se percibe a simple vista.

Aunque su núcleo permanece intacto, el ritmo acelerado de pérdida de masa indica que podría dejar de ser pronto el iceberg más grande del mundo, superado por otros colosos como el D15A.

Un impacto silencioso en la vida marina
La presencia del A-23A tan cerca de Georgia del Sur ha generado preocupación entre biólogos marinos.

Esta isla es un santuario de biodiversidad que alberga especies como los pingüinos rey, focas, elefantes marinos y albatros.

El iceberg podría interferir con sus rutas de alimentación, obligando a los animales a recorrer distancias mayores para encontrar comida.

Por otro lado, el derretimiento del hielo también libera agua dulce y nutrientes al océano, lo que puede fomentar el crecimiento del fitoplancton, base de la cadena alimenticia marina.

No obstante, si este aporte de nutrientes se da de manera repentina o descontrolada, puede alterar el equilibrio ecológico de la zona.

Experiencias anteriores, como la del iceberg A-68 en 2020, que también amenazó a Georgia del Sur, muestran que estos fenómenos pueden tener consecuencias complejas.

En ese caso, la ruptura del iceberg evitó un daño mayor; sin embargo, A-23A parece estar desintegrándose de forma más gradual, lo que podría prolongar su impacto sobre el ecosistema.

CON INFORMACIÓN DE EXCÉLSIOR

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