CIUDAD VICTORIA, TAMAULIPAS.- Los precios de la carne han alcanzado niveles que, para muchas familias tamaulipecas, resultan simplemente impagables.
En carnicerías populares y supermercados por igual, el kilo de bistec ya se oferta hasta en 250 pesos, mientras que en zonas menos afectadas por la inflación alimentaria ronda los 150 pesos. La preocupación es palpable en los hogares: ¿por qué comer carne se ha vuelto casi un lujo?
Antonio Varela Flores, secretario de Desarrollo Rural, Pesca y Acuacultura del Estado, reconoció la inquietud social por el encarecimiento de los productos cárnicos. Explicó que, aunque actualmente los ganaderos no están exportando, “les está yendo muy bien”, debido a los precios del mercado interno.
Sin embargo, esa bonanza no se refleja en la economía de los consumidores, que cada vez enfrentan más dificultades para poner carne en la mesa.
Varela Flores advirtió que este fenómeno requiere atención desde el ámbito federal, ya que los precios de la carne “suben, pero no bajan”.
En su diagnóstico, el problema está en la cadena de intermediación.
> “Habrá que procurar que la utilidad se vea reflejada en el productor primario y no en los intermediarios”, señaló.
El funcionario no descartó que el gobierno estatal intervenga, en coordinación con instancias federales, para analizar mecanismos de regulación de precios, especialmente en un contexto donde el poder adquisitivo está rezagado frente al costo de los alimentos básicos.
Mientras tanto, las amas de casa hacen malabares en los mercados para rendir el gasto; los restauranteros ajustan menús y porciones, y las carnicerías lucen más vacías que antes.
En muchas mesas tamaulipecas, la carne empieza a ausentarse sin despedirse, como ese invitado habitual que ahora solo se aparece en ocasiones especiales.
Por Antonio H. Mandujano
EXPRESO-LA RAZON