Pasaban las nueve de la mañana del miércoles 29 de junio de 2022 cuando sonó el teléfono. Era uno de mis compañeros de redacción:
—Jefe, dispararon contra una persona. Me dicen que es Toño de la Cruz… murió.
Estábamos en una reunión. Sin pensarlo dos veces, salimos de la oficina y abordamos el vehículo a toda prisa.
El traslado hacia el escenario del crimen fue una pesadilla interminable. Otra llamada: sí, era Toño. Apenas se acomodaba frente al volante y su hija en el otro asiento de la camioneta Renault cuando un tipo montado en una motocicleta les descargó el tambor de un revólver calibre .44.
El compañero murió en el instante y su hija falleció en el Hospital.
Unos minutos después llegamos al domicilio de la familia De la Cruz. Apenas había arribado un grupo de agentes de la Fiscalía General del Estado, desde entonces bajo el mando de Irving Barrios. Estaban tendiendo el cordón de seguridad y sin pensarlo dos veces, lo atravesamos, pese a los reclamos de un policía que, con tono prepotente, intentó detenernos.
Vimos a Toño ya sin vida y a su hija herida. Muy cerca, otras dos chicas lloraban ante la tragedia: la pérdida repentina de su padre y de su hermana quien murió dos días después.
En las horas siguientes vivimos en medio de un torbellino: llamadas de todo el mundo, mensajes de consternación, llanto y lamentos entre todos los integrantes de la comunidad Expreso. Fue un día intenso, entre lágrimas e indignación.
Antes del mediodía volvió a sonar el teléfono. Era Francisco García Cabeza de Vaca, entonces gobernador de Tamaulipas.
—Lamento lo sucedido. Me comprometo a que habrá castigo para los responsables.
Eran días turbulentos, de enredos judiciales y manipulación electoral del panismo “cabecista”, empeñado en retener el poder..
Terminó el sexenio y la promesa de justicia nunca se cumplió. El gobierno saliente estaba concentrado en el intento fallido de construir un régimen transexenal, pero los electores le pasaron factura al PAN.
La Fiscalía General del Estado respiró aliviada cuando la justicia federal atrajo el caso. El fiscal y su equipo simplemente se lavaron las manos. Alejandro Gertz Manero, titular de la FGR, nunca dio la cara.
Se detuvo al presunto autor material del crimen, pero quienes lo planearon desde la oscuridad jamás fueron perturbados y disfrutan de su impunidad.
Ayer se cumplió otro aniversario del asesinato. El expediente duerme el sueño de los justos en la Ciudad de México.
Las muertes de Toño y su hija marcaron la peor etapa de un Tamaulipas que, desde la primera década del siglo XXI, se convirtió en zona de silencio.
Son tantas las historias de esa etapa negra en esta esquina del noreste del país que se necesitan varios tomos para consignarlas. Días de terror que vivieron al extremo generaciones de tamaulipecos.
Los hechos ocurridos aquel 29 de Junio estremecieron a Tamaulipas, al país y al mundo. Ayer se cumplieron tres años de aquel suceso trágico.
Es una historia inconclusa de una época que no se debe olvidar… ni perdonar.
Por. Pedro Alfonso García