Escuchar podcast o mirar videos de clases a 1.5x o 2x se volvió tendencia, especialmente entre jóvenes. Lo cierto es que esta iniciativa les permite, a priori, ahorrar tiempo y aprovechar al máximo cada minuto. Sin embargo, recientes investigaciones científicas advierten que acelerar la velocidad de reproducción puede tener un costo cognitivo más alto de lo esperado.
De acuerdo con un metaanálisis de 24 estudios sobre aprendizaje con videoconferencias comparó el rendimiento de quienes consumían contenido en velocidad normal (1x) y aquellos que lo hacían en velocidades aumentadas (1.25x, 1.5x, 2x y hasta 2.5x). Según los autores, “aumentar la velocidad de reproducción tenía efectos cada vez más negativos en el rendimiento de la prueba”.
Ver videos en velocidad rápida: ¿mejora el aprendizaje o perjudica la memoria?
El estudio indicó que ver contenido hasta 1.5x apenas reduce el rendimiento, con pérdidas promedio de apenas 2 puntos porcentuales. Pero pasar a 2x o más puede generar una pérdida de entre 10 y 17 puntos porcentuales. Para ponerlo en perspectiva, si un grupo obtiene una media de 75%, ver a 2.5x puede hacer que esa media baje a 58%.
Esto se debe, básicamente, a los límites de la memoria de trabajo. Cuando el cerebro procesa información oral, necesita codificar, almacenar y recuperar los datos. Si el flujo de palabras es demasiado rápido, la memoria de trabajo se satura y se produce una sobrecarga cognitiva: «La información entrante se almacena temporalmente en un sistema de memoria llamado memoria de trabajo. Si llega demasiada información demasiado rápido, esta puede desbordarse», explica el informe.
¿Quiénes son los más afectados?
Uno de los estudios revisados incluyó a adultos entre 61 y 94 años y mostró que la reproducción rápida impacta más negativamente en ellos que en adultos jóvenes. Esto sugiere que una menor capacidad de memoria con la edad puede amplificar los efectos adversos. Para ellos, lo recomendable sería ver contenidos a velocidad normal o incluso más lenta.
Por otra parte, algunos defensores de esta práctica señalan que ver contenido rápido puede ayudar a mantener la atención, evitar distracciones y ahorrar tiempo. En contextos educativos, esto podría permitir dedicar más horas a repasar, hacer ejercicios o consolidar lo aprendido. Además, no está demostrado aún si la exposición continua a velocidades rápidas puede entrenar al cerebro. Es posible que los jóvenes estén más adaptados simplemente porque tienen más experiencia.
Por otra parte, los investigadores advierten sobre otro problema: la experiencia subjetiva puede empeorar. Según el análisis, la gente reporta menos placer al ver contenido acelerado, lo que podría desmotivar el aprendizaje a largo plazo.
CON INFORMACIÓN DE EL HERALDO DE MÉXICO




