Harían bien los morenistas que aspiran a crecer políticamente, en escuchar los reiterados llamados de la presidenta Claudia Sheinbaum a mantener la austeridad.
Queda claro que uno de los sellos que quiere imprimir a su sexenio es el del rechazo a la opulencia, en la que han incurrido tantos adeptos de la 4T, tan pronto llegaron al poder.
Ayer por ejemplo, frente al Secretario de Educación Pública, Mario Delgado -señalado por sus lujosas vacaciones en Portugal-, Claudia insistió: “La gente tiene derecho a visitar uno u otro país, pero nosotros tenemos una responsabilidad política y una responsabilidad que tiene que ver con el movimiento al que representamos y los principios que representamos”.
Lo hizo unas horas después de que se conocieran las imágenes de Andrés Manuel López Beltrán, en Tokyo, como antes se habían revelado las de Ricardo Monreal.
«Siempre el poder debe ejercerse con humildad, siempre; esa es mi posición y siempre va a ser. Y ya cada quien pues tiene que ser reconocido por su historia, por su comportamiento, siempre”, dijo la presidenta.
“Nosotros (militantes de Morena) mucho de nuestro pensamiento tiene que ver con el pensamiento juarista, que es que: ‘No puede haber Gobierno rico con pueblo pobre’. Entonces, todos tenemos que, en el momento que estamos desempeñando un cargo público, comportarnos adecuadamente”.
La línea que marca Claudia Sheinbaum no podría estar más clara.
Esta narrativa, además, le ha permitido marcar una diferencia respecto a quienes se han evidenciado como sus adversarios políticos al interior de Morena.
«No queremos corrupción en los Gobiernos. El recurso del pueblo es del pueblo de México. Los gobernantes debemos vivir en justa medianía, como decía Juárez”.
El mensaje, queda claro, va más dirigido para la 4T que para la oposición.
Porque esta sucesión de fotografías de lujosas vacaciones europeas se registra en el contexto del escándalo por la cercana relación de Adán Augusto López, con Hernán Bermudez, su ex Secretario de Seguridad que al mismo tiempo fungía como prominente integrante del grupo criminal de La Barredora.
Hábil como es, Claudia ha conseguido diferenciarse de estos personajes.
«Todo mundo se va de vacaciones, Presidenta. ¿Usted no ha pensado tomar vacaciones?», le cuestionaron ayer en la mañanera.
«No todo mundo, eh», aclaró. «En el caso de la Presidenta, por lo pronto no. Hay que trabajar, hay muchas responsabilidades”.
El mensaje desde Palacio Nacional es nítido: quien no entienda que los tiempos han cambiado simplemente quedará fuera del radar de la Presidenta, con todo lo que eso implica para los próximos procesos electorales.
Por. Miguel Domínguez Flores




