El futurismo político se adelantó en Tamaulipas y los sueños de poder recorren todos los partidos, pero destacan Morena, Acción Nacional y el Partido Verde, franquicias que hoy funcionan como vehículos de grupos locales obsesionados con recuperar territorios y presupuestos perdidos.
Con una visión superficial de los cambios en la operación política y sin comprender el nuevo entramado del poder en el estado, se patrocinan activismos, recorren colonias en giras disfrazadas de informes y presumen cada saludo en redes sociales, mientras otros, con abundantes recursos públicos contratan cabilderos para encuentros “pre pago” con el poder, suspiran porque sienten que así estarán más cerca de convertirse en los “salvadores” de Tamaulipas.
La obsesión es aparecer primero y en vez de construir estructuras sólidas levantan burbujas que aparentan respaldo popular y terminan creyendo que ya lo tienen, atrapados en sus reflejos confunden ruido digital con votos y encuestas a modo con legitimidad, se aplauden entre ellos y alimentan sueños onanistas de poder que no pasan de espejismos.
Las encuestas son su primer recurso, unas con metodología y otras de encargo, pero todas difundidas como verdades absolutas, “voy arriba”, repiten, aunque fuera de su círculo pocos los conozcan, y con eso basta para asustar rivales, tentar partidos o mover operadores, mientras en paralelo despliegan su segunda arma que son las redes sociales con videos editados, frases ensayadas, fotos repartiendo despensas o probando tacos, todo respaldado por ejércitos de bots que inflan likes y hashtags y alimentan la ilusión de que un trending topic equivale a liderazgo real.
Tampoco faltan las fotos con personajes “importantes”, artistas, militares o líderes religiosos, encuentros casuales convertidos en mensajes propagandísticos porque en política todo se vale, al igual que las jornadas sociales montadas para la cámara donde limpian calles, entregan mochilas o víveres y lo importante no es resolver problemas sino que la imagen funcione como escenografía de un supuesto baño de pueblo.
En Morena, en el Verde y en el PAN las fichas ya se mueven y circulan nombres en municipios clave, unos con base real y otros con simple presencia digital, pero al final desde la cúpula se decidirá si apostar por quienes caminan las calles o por quienes editan bien sus reels, con el riesgo de que todos caigan en la trampa de creerse el personaje antes de tiempo y actuar como si el electorado ya estuviera rendido, cuando la experiencia muestra que la gente no vota por espejitos y el golpe de realidad suele llegar tarde, cuando ya no hay margen de corrección.
Tamaulipas necesita políticos que entiendan que gobernar no es grabarse en TikTok ni posar para Instagram sino enfrentar los problemas de fondo, porque las elecciones no se ganan con bots ni con encuestas cocinadas y los sueños onanistas podrán calmar el ego un rato pero nunca alcanzan para subir las escaleras del poder.
Sólido sur
Desde su chamba en la cámara de diputados y como dueño del equipo de futbol porteño, Jesús Nader alimenta una estructura que tiene que ver mucho con el futuro del sur del Estado.
Encuadra en este propósito su acercamiento con César “Truko” Verástegui. Se reconfigura el paisaje político en Tamaulipas pero con los mismos personajes de toda la historia.




