En medio de la dureza y la rudeza con la que inició el sexenio de la presidenta Claudia Sheinbaum, continúa presente la misma línea en el principal objetivo de su gobierno: un gobierno de y para las mujeres.
La presión del gobierno de Donald Trump por cumplir con sus demandas ha iniciado una cacería política de facto sobre los intereses que se fueron entrelazando durante el obradorismo entre los grupos de poder con actividades económicas cuestionables e ilegales.
Mientras la agenda nacional de los grupos de poder intenta recuperar espacios acaparados por la voracidad morenista, el gobierno de la primera presidenta del país continúa con el enfoque de otorgar mayores espacios de poder a las mujeres, aumentar su participación en la vida económica y consolidar un Estado que les garantice seguridad, bienestar y equidad.
En medio de un futurismo adelantado en Tamaulipas, y de las recurrentes embestidas de la élite “patriarcal”, Sheinbaum Pardo fue enfática en su intención de aumentar el número de alcaldesas, congresistas y gobernadoras, con el fin de lograr el suficiente consenso y un debate público conciliatorio que garantice su lema de campaña: “Es tiempo de mujeres”.
El debilitamiento de los morenistas que opacaban su liderazgo coincide con su primer informe de gobierno, y aprovecha para revivir los objetivos de Morena desde la llegada al poder del expresidente Andrés Manuel López Obrador, además de hacer un reconocimiento a su legado y a la imagen que representa, independientemente de la sacudida a su grupo cercano.
La presidenta, además, reitera su apoyo al gobernador Américo Villarreal Anaya, pese a los ataques recibidos desde el mismo morenismo en alianza con fuerzas políticas del pasado que buscan recuperar juego en el presente.
Al gobernador también le reconocieron sus acciones de gobierno y lo confirmaron nuevamente como la máxima autoridad del estado.
En el evento se dio por terminado el típico protocolo de las “cercanías” con figuras políticas del morenismo estatal, y el espacio principal se concedió a la ciudadanía, como en reiteradas ocasiones lo ha solicitado la presidenta.
Tras la visita presidencial, los pronósticos y augurios de posibles simpatías surtieron efecto, y aunque el destino pareciera en momentos definido o inclinado hacia alguna de las aspirantes de Morena, todo se mantiene aún como un misterio. Sin embargo, en su discurso quedó claro que, al momento de elegir candidaturas, el primer filtro será la designación de mujeres.
Es evidente la continuidad de su causa, lo que dará un vuelco a partidos y grupos para definir candidatas y acabar de una vez con las aspiraciones que persisten en algunos municipios del estado, donde se vaticinaba la imposición de candidatos que, de facto, no podrían obtener sus postulaciones por la modalidad que adoptaría Morena y posiblemente el resto de los partidos.
El respaldo al gobernador garantiza desde Palacio Nacional que cualquier intento de opositores o copartidarios de perjudicar su gobierno quede reducido a simples intenciones.
La visita presidencial deja bien definida la ruta del futurismo político tamaulipeco a favor de las mujeres y fortalece el liderazgo del gobernador, quien, a pesar de los ataques y señalamientos a sus acciones, ha superado cada reto y, aun con todo el poder concentrado en sus manos, no ha incurrido en los autoritarismos que por décadas degradaron la vida institucional del estado.
Por. Pedro Alfonso García Rodríguez
@pedroalfonso88




