La Presidenta Claudia Sheinbaum hizo notar en su Primer Informe de Gobierno la falta de compromiso de los empresarios con el desarrollo del país, en un lenguaje terso y delicado y en tono suave y amable dijo “Aprovecho para convocar respetuosamente a las y los empresarios de nuestro país a sumarse con decisión al Plan México, con inversión productiva, innovadora y a que avancemos con una banca que genere mejores condiciones de crédito”, y agregó matizando “México requiere de empresarios todavía más activos y visionarios, y profundamente comprometidos con el futuro de la nación.”
Obviamente no se refiere a Carlos Slim, ni tampoco a María Asunción Aramburuzabala, ni a todos aquellos cuyas grandes fortunas los colocan en la pequeña lista de los billonarios cuyo capital se cuenta por miles de millones de dólares, esos no son, esos están trabajando en proyectos importantes con el gobierno. Son los otros empresarios, los de la clase media alta y también los de la clase media, que se sienten agraviados y defraudados por haber perdido los privilegios a los que estaban acostumbrados, el picaporte en las secretarías de estado, en los juzgados, los tribunales y la Suprema Corte de Justicia, en las cámaras de diputados y senadores del Congreso de la Unión, en las que la sola mención de su nombre abría las puertas para ser escuchados y atendidos positivamente, lo mismo por el Presidente de la República, el Gobernador de su estado o el Presidente de su municipio.
Consideran como un atentado a la democracia que sus voces ya no sean escuchadas en primera instancia y antes que la de cualquier otro ciudadano en ninguno de los poderes del Estado. Depositan ahora sus esfuerzos en campañas mediáticas y de redes sociales para obstruir y destruir los esfuerzos del gobierno. No ser ellos los titulares de los contratos más productivos los ha convertido en los enemigos más acérrimos del régimen.
Se agrupan en organizaciones de empresarios, las asociaciones de grandes comercios como los supermercados, los gremios de constructores, y todas aquellas organizaciones que dejaron de recibir incentivos o apoyos del gobierno, que durante décadas les permitieron transferir una buena parte de los costos de producción de sus empresas a los fondos públicos, mediante el uso de subsidios simulados a través de programas de apoyo gubernamentales.
Hoy prefieren patrocinar asociaciones fallidas como las de Claudio X González como Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad, Sí por México, Va por México, Frente Amplio por México, Fuerza y Corazón por México, la Marea Rosa, con la participación de los líderes de los partidos de la derecha opositora como el PAN, el PRI y el PRD a hasta la pérdida de su registro, y de personajes como Margarita Zavala, Felipe Calderón, Xóchitl Gálvez, José Woldenberg, Leonardo Valdéz, Lorenzo Córdova, y recientemente la iniciativa autodenominada La Resistencia que encabeza Alessandra Rojo de la Vega.
Ante el fracaso constante y sostenido de todas sus iniciativas, este sector de la clase media alta de México ha decidido bajar los brazos y cerrar sus carteras y cuentas de banco para hacer el vacío al esfuerzo para desarrollar a México al que han sido convocados por el gobierno de la república, sin importar que las cifras de la macroeconomía sean positivas, y la participación de la inversión extranjera también. Solo falta el concurso de los empresarios que se autodenominan patriotas, y constructores de México. Son ellos los que ahora escatiman su esfuerzo por no ser considerados como la prioridad en la nueva forma de hacer el gobierno.
Consideran una ofensa que sea el ciudadano común y corriente, el ciudadano de a pie, el que ha sido puesto en el centro del interés del gobierno, que sea el beneficiario en los programas sociales y que el quehacer público esté dirigido a él. No entienden que el llamado a participar es para que sigan haciendo sus negocios, para que sigan ganando dinero, pero ahora pagando sus impuestos, sin privilegios y dentro de los márgenes normales como en cualquier otro país del mundo, porque en esta nueva etapa del país y cuando todo mundo esta redoblando el esfuerzo para que las cosas mejoren, su ausencia es muy notable y obliga a la pregunta ¿y dónde están los empresarios patriotas?.
Por Jesús Collado Martínez
Trópico de Cáncer/Expreso Press Tamaulipas
8 de septiembre de 2025




