14 diciembre, 2025

14 diciembre, 2025

Adoptan el San Marcos… y lo dejan olvidado

Olvidan compromisos para salvar el río

CIUDAD VICTORIA, TAMAULIPAS.- A casi dos meses de que la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA), por instrucciones del Gobierno Federal, pusiera en marcha el programa “Adopta un río” en Ciudad Victoria, donde se acordó que 30 viviendas se desalojaran por ubicarse en zona federal, el río San Marcos continúa mostrando la misma cara: aguas turbias, descuido y contaminación visibles.

El proyecto, presentado como parte de un plan nacional de saneamiento y mejoras urbanas, buscaba dar una nueva vida al afluente más emblemático de la capital tamaulipeca.

Sin embargo, hasta ahora, las acciones prometidas se han quedado en anuncios.

Ni la limpieza, ni la rehabilitación del lecho, ni la eliminación de descargas de aguas residuales han tenido un impacto perceptible para los vecinos, habitantes y paseantes de la zona.

Fue el 29 de julio de este año en curso, cuando el gerente de la Cuenca Golfo Norte de CONAGUA, Jaime Gudiño Zárate, declaró en una rueda de presa  convocada por su oficina, que este procedimiento forma parte de un «esfuerzo» nacional.

“La Presidencia de la República designó tres ríos principales a nivel nacional, y adicionalmente pidió a cada oficina de CONAGUA ‘adoptar’ un río. En nuestro caso, adoptamos el río San Marcos, y eso implica acciones de limpieza, rehabilitación de colectores, eliminación de descargas de aguas residuales y, por supuesto, el ordenamiento de las personas que están dentro del cauce”, detalló.

Sin embargo, muchos Victorenses señalan que, más allá de los anuncios y de los operativos de desalojo, el río sigue abandonado a su suerte, convertido en un espejo del rezago ambiental y urbano que enfrenta la capital del estado.

También están pendientes los desalojos de viviendas por el gobierno federal por invadir zonas no habitables y por el descuido al ecosistema con el que se han mantenido por años.

Mientras tanto, el río San Marcos continúa siendo testigo del contraste entre discursos oficiales y la realidad en sus aguas: un afluente adoptado en papel, pero abandonado en los hechos.

Por. Antonio H. Mandujano

EXPRESO-LA RAZÓN

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