5 diciembre, 2025

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Qatar: el doble juego

COLUMNA INVITADA/ ESTHER SHABOT

Esta semana, Qatar fue objeto de especial atención en los medios de comunicación internacionales en razón del ataque que sufrió de parte de Israel dirigido a asesinar a la cúpula política del Hamás palestino que ha sido hospedado en Doha desde hace años rodeado de toda clase de lujos.

Al parecer, la intentona no tuvo el éxito que Israel esperaba, además de que fue objeto de múltiples condenas internacionales por haber violado la soberanía qatarí. Se trata de un asunto rodeado de un sinfín de complejidades, una de ellas, la de la ambivalente relación entre el gobierno de Qatar, encabezado por la dinastía Al-Thani, y el régimen de Netanyahu.

Hay que recordar que sin tener relaciones diplomáticas establecidas entre los dos Estados, Qatar contó con el visto bueno, y aun la colaboración, de Netanyahu para el envío de maletas llenas de dólares a Hamás en Gaza durante un buen tiempo. Además, tras el ataque a Israel del 7 de octubre, Qatar apareció en el escenario como mediador fundamental en las negociaciones diversas que se han realizado con el fin de acordar ceses al fuego y liberación de rehenes. Una pregunta lógica en este caso es la de cómo se puede entender esta situación tan llena de contradicciones.

Del lado de Netanyahu puede afirmarse que su visto bueno a la inyección de recursos económicos a Gaza provenientes de Qatar obedeció a su convicción de que ese dinero constituía el elemento que mantendría apaciguado al Hamás, sin considerar la bomba de tiempo que estaba alimentando y que estallaría contra su país el 7 de octubre de 2023. Craso error de Netanyahu evidentemente. Pero ¿cuáles eran las intenciones de Qatar al enviar hacia la Franja esas carretadas de dinero, y al mantener a la élite política de Hamás hospedada en su territorio?

La respuesta radica probablemente en el hecho en que el régimen de Qatar está marcado por una especie de esquizofrenia que le otorga dos rostros absolutamente diferenciados a partir de los cuales va diseñando sus políticas. Políticas contradictorias que ha logrado mantener vigentes a pesar de chocar desde una perspectiva fundada en la lógica elemental. ¿Qué rasgos y situaciones lo acercan a Occidente y lo hacen parecer como una entidad confiable?

En primer lugar, el hecho de que EU tiene en ese pequeñísimo, pero ultrarrico emirato, la más grande base militar de la zona. En segundo término, las gigantescas inversiones de exorbitantes cantidades de dinero provenientes de la riqueza petrolera qatarí que van a dar tanto a EU como a diversas regiones europeas.

La ambición del régimen de Qatar de ocupar un lugar privilegiado en las grandes ligas internacionales se mostró con nitidez en los esfuerzos por obtener la sede para un Mundial de Futbol sin contar en absoluto con algún antecedente notable en ese deporte.

Por último, la generosidad de sus dádivas, como la del avión que le fue regalado a Trump tras su último viaje a la región, es una forma sin duda eficaz para establecer un toma y daca conveniente.

La otra cara del régimen encabezado por la familia Al-Thani es la correspondiente a su agenda islamista radical guiada por el imperativo de impulsar la jihad o guerra santa. Una agenda de lo más activa, pero manejada con discreción no sólo a través de su aportación de dinero más que generosa a organizaciones terroristas como Hamás y sus similares en territorio africano y del lejano Oriente, sino por medio de un instrumento mucho más sutil.

Se trata de su cadena noticiosa, Al Jazeera, la cual, al ser financiada por el gobierno qatarí, posee también una doble cara: en sus transmisiones y notificaciones en inglés, los discursos, el tono, la programación, los reporteros, periodistas y analistas no son muy distintos a los que estamos acostumbrados en Occidente. Es decir, presenta apertura, libre discusión de ideas y espíritu crítico.

Muy distinta es la configuración de sus emisiones en árabe, preeminentes a lo largo y ancho de ese amplísimo espacio lingüístico-cultural, en las que priva el discurso radical islamista cargado de maniqueísmos, información sin bases serias y estereotipos acordes con su agenda que divide a la humanidad entre los verdaderos creyentes y los infieles a quienes hay que combatir sin tregua. Por ello, algunos de los más importantes estudiosos del terrorismo en esa región han expresado que, a pesar de las apariencias en contra, Qatar es uno de los mayores promotores y financiadores del jihadismo a nivel mundial, un verdadero huevo de la serpiente convenientemente camuflado.

Por. Esther Shabot

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