TAMPICO, TAM.- La Procuraduría Ambiental de Tamaulipas colocó sellos de suspensión en un edificio construido en la década de 1920 ubicado en la calle General San Martín, en el segundo cuadro de Tampico, fue intervenido sin licencia y sin respetar los materiales originales de su arquitectura.
El inmueble, que en el pasado funcionó como hotel y se encuentra en el límite de la zona patrimonial de más de un siglo de antigüedad, es considerado de gran valor histórico, informó Olga Méndez Hernández, representante en Tamaulipas del Comité Mexicano del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios.
Méndez Hernández explicó que el uso de cemento en la restauración cubrió la piedra y los sistemas constructivos originales, dañando la integridad del edificio. “Aunque se encuentre en abandono, representa arquitectura patrimonial que debe de protegerse”, advirtió.
Subrayó que su rehabilitación requiere cal, arena y materiales compatibles con la construcción original: “los edificios tienen que tener dignidad y aunque esté abandonado se ve la calidad del edificio”.
La especialista destacó que es positivo que el inmueble tenga uso al trascender que ahí opera un taller de hojalatería y pintura, pero recalcó la obligación de conservarlo al ser uno de los más antiguos de la ciudad. “Parece que funcionó como hotel; era mixto en materiales: ladrillo, postería y muro de piedra muy fuerte como de tres pisos”, describió. Recordó además que en la década de 1990 el edificio fue clasificado como “ruinoso” y sobrevivió a las inundaciones de los ciclones de 1933 y 1955.
Sobre otro inmueble ubicado en Héroes del Cañonero e Isauro Alfaro, cuya parte frontal colapsó recientemente, Méndez Hernández advirtió que la intención de demolerlo sin medidas adecuadas representa un riesgo.
Señaló que la demolición debe ser controlada y contar con autorización del INAH, INBAL o municipio, además de asistencia técnica. Finalmente, llamó a que Tampico valore sus edificaciones históricas como en Europa, donde son motor del turismo, e invitó a inversionistas a sumarse a su rescate.
Por Cynthia Gallardo
La Razón
