Cuando Felipe Calderón renunció al PAN porque el dirigente nacional Ricardo Anaya impidió a Margarita Zavala, su esposa, disputar en condiciones de equidad la candidatura presidencial, que el queretano tenía apartada para él, declaró que dejaba el albiceleste porque estaba en manos de una camarilla que había abandonado los principios del partido.
Ha cancelado -expresó entonces- la vida democrática interna y (el grupo en la dirigencia nacional) toma decisiones en función de sus intereses.
Ese pronunciamiento lo externó el expresidente el 12 de noviembre de 2018, sin embargo, tras la fracasada intentona de su cónyuge de pelear la presidencia como candidata independiente, el michoacano acusó de lo mismo (en julio de 2019) a quiénes estaban al frente de la agrupación política.
En conciencia -volvió a puntualizar- llego a la conclusión de que el PAN no tiene remedio y que llevamos años perdiendo energía, tiempo y recursos y porque la camarilla que lo controla no está en sus intereses soltarlo.
¿Por qué?, pregunto yo, Porque el PAN -insistió – todavía les produce un montón de lana, presupuesto, moches, privilegios.
Y en cambio el país -añadió- donde la ciudadanía clama por tener espacios de participación, donde expresarse, donde proponer, donde construir, donde organizarse, donde opinar contra el gobierno, no existen esos espacios.
En conciencia -reiteró que por ese motivo- llegó a la conclusión de que el PAN no tiene remedio.
La situación en la que se debate la aún principal fuerza de oposición política es tan desafortunada que, además de haber aceptado la reincorporación a las filas panistas a Margarita Zavala, a la que incluso premio el regreso con una diputación plurinominal, en el relanzamiento del instituto de cara a los comicios de 2027 le perdonó a Calderón las agresiones verbales y le abrió también la puerta del partido, a pesar de que el exmandatario es repudiado por un 80 por ciento de los votantes, según las encuestas más recientes.
AÑOS DIFÍCILES PARA LA COMAPA
La Comapa Sur, por otra parte, trabaja a toda su capacidad en la tarea de rehabilitación de los socavones y hundimientos que sufrió la infraestructura hidráulica a causa de las lluvias torrenciales que azotaron a la zona en octubre.
Aunque la gravedad de los daños de este año no se compara a los de la crisis hídrica y la tormenta tropical “Alberto”, que colapsaron el 2024 la red de tubería de Tampico y Madero, que fueron uno de los mayores retos técnicos, humanos y financieros en la historia, el actual deterioro tampoco ha sido menor.
En lo que va de 2025, se han registrado 227 socavones y hundimientos, de los cuales ya fueron reparados 133, que han obligado a la operadora del agua a desembolsar con el respaldo del gobierno del Estado, fuertes sumas de dinero, así como un despliegue extraordinario de personal y maquinaria.
Esfuerzo que es necesario realizar para garantizar la seguridad de la movilidad vehicular y al mismo tiempo el servicio de suministro del líquido a la población.
POR. JOSÉ LUIS HERNÁNDEZ CHÁVEZ
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