Las remesas enviadas a México siguen bajando en 2025, con una caída de alrededor del 5.5% interanual registrada entre enero y septiembre, lo que representa el primer descenso sostenido desde 2019 y afecta directamente a millones de familias y a la economía nacional que depende de estos ingresos como su segunda mayor fuente de divisas.
México recibió 45 mil 681 millones en remesas durante los primeros nueve meses de 2025, una reducción interanual del 5.5%, en medio de la agresiva política migratoria de Estados Unidos, según informó este lunes el Banco de México (Banxico). Así, nuestro país obtuvo 2 mil 679 millones menos que los 48 mil 360 millones recibidos entre enero y septiembre de 2024.
Esta tendencia negativa es resultado principalmente de factores externos relacionados con el mercado laboral y la política migratoria en Estados Unidos.
Causas de la caída de remesas
* La desaceleración laboral en EE.UU., donde el desempleo aumentó y se precarizaron condiciones para trabajadores migrantes, especialmente en sectores tradicionalmente ocupados por mexicanos.
* El endurecimiento de las políticas migratorias bajo la administración estadounidense actual genera temor entre los migrantes, reduciendo su movilidad y su capacidad para enviar dinero a México.
La inflación tanto en EE.UU. como en México erosiona el valor real de los dólares enviados, afectando el poder adquisitivo de los receptores y desincentivando nuevos envíos.
Propuestas de impuestos sobre las remesas en EE.UU. agravan la incertidumbre y limitan aún más el flujo de recursos.
Consecuencias para México
* Las remesas son el segundo ingreso de divisas para México después de las exportaciones automotrices, superando las divisas petroleras y al turismo.
* Su caída compromete la estabilidad macroeconómica, la liquidez financiera y el consumo interno, especialmente en regiones rurales y estados altamente dependientes como Michoacán, Zacatecas, Guerrero y Chiapas.
* Las familias receptoras suelen pertenecer a los sectores más pobres. Para más de 360,000 familias mexicanas, las remesas representaron más del 50% de su ingreso corriente en 2024.
* Su reducción golpea directamente la distribución del ingreso y profundiza la desigualdad social, pues muchos hogares pierden su principal sustento económico.
* La caída limita el consumo y la capacidad de inversión familiar en educación, salud y vivienda, perpetuando condiciones de pobreza y sustentando el rezago en zonas expulsoras de migrantes.
Impacto en los migrantes remitentes
* Los migrantes enfrentan pérdida de empleo, menor capacidad de ahorro y creciente inseguridad por políticas migratorias restrictivas.
* Ante la incertidumbre, muchos migrantes priorizan generar reservas económicas en EE.UU. en vez de enviar recursos, lo que reduce su apoyo a las familias en México.
Reflexión sobre la economía mexicana
Si el país pierde este motor de desarrollo, las repercusiones serían severas:
* Disminuiría el ingreso de divisas, afectando la balanza de pagos y limitando el financiamiento nacional; el consumo interno, pilar fundamental del crecimiento, sufriría una contracción que podría llevar a la recesión en comunidades dependientes de remesas.
* Se elevaría la pobreza y la marginalidad en regiones expulsoras de migrantes, lo que podría aumentar la presión para nuevos movimientos migratorios o la demanda de apoyo asistencial del gobierno mexicano.
* El país se vería obligado a buscar alternativas de desarrollo regional y redistribución del ingreso, repensando las estrategias productivas y fiscales de seguimiento y resiliencia ante shocks externos.
La persistente caída de las remesas obliga a México a reflexionar sobre su modelo económico y su capacidad de generar empleos dignos en su territorio.
Sin una alternativa viable para los hogares más vulnerables, el impacto social puede perpetuar el círculo migratorio y la desigualdad estructural.
En síntesis, la caída de las remesas golpea especialmente a los mexicanos más pobres porque para millones de familias en el país, este dinero representa su principal fuente de ingreso, asegurando la subsistencia básica: comida, servicios y vivienda. Cuando las remesas faltan, se reduce inmediatamente la capacidad de compra y consumo, agravando la vulnerabilidad social y expandiendo la pobreza, sobre todo en regiones rurales y estados expulsores de migrantes como Chiapas, Guerrero, Michoacán y Oaxaca.
Por. Dr. Jorge Alfredo Lera Mejía. Especialista en políticas públicas, migración y remesas. SNII-2 SECIHTI.




