TAMPICO, TAMAULIPAS.- Desde hace más de una década, no faltan desayunos: el café, el pan y la esperanza afuera del Hospital de Especialidades Médicas IMSS Bienestar “Carlos Canseco” de Tampico.
Ahí, desde 2013, la organización civil Aprendiendo a Vihvir ha repartido desayunos gratuitos a cientos de personas que enfrentan días y noches difíciles esperando noticias de sus familiares enfermos.
Su fundador, Javier Ramos Yañez, recuerda que la iniciativa nació al ver a pacientes con VIH acudir a sus exámenes rutinarios sin haber probado alimento.
“Apoyamos con desayunos gratuitos a personas que están pasando por una situación difícil, que tienen algún familiar internado y llevan varios días afuera del Hospital Canseco; incluso hay quienes nos dicen que llevan meses esperando la mejoría de sus seres queridos”, expresó con emoción.
Aquel primer gesto de solidaridad se transformó con los años en una labor constante que hoy beneficia a personas provenientes no solo del sur de Tamaulipas, sino también de estados de la región huasteca.
Desde 2019, cuando el CAPASITS se trasladó al Hospital Canseco, Aprendiendo a Vihvir amplió su apoyo para atender a toda persona necesitada, sin distinción ni condición.
Ramos Yañez indicó que la organización es completamente independiente. “No trabajamos para el gobierno ni recibimos sueldo alguno. Todo lo hacemos con nuestros propios recursos, con el apoyo de cinco amigos que colaboran cuando pueden; a veces hay mucho, a veces poco, pero nunca falta la voluntad de ayudar”, afirmó.
Cada desayuno representa más que un plato de comida: es un mensaje de aliento para quienes luchan contra la enfermedad, la incertidumbre y el cansancio. Es una mano extendida que recuerda que, incluso en medio de la adversidad, hay personas dispuestas a compartir lo poco que tienen para aliviar el dolor ajeno.
“Queremos que la gente sepa que no está sola”, dice Javier. En redes sociales, Aprendiendo a Vihvir invita a más ciudadanos a sumarse a esta causa que alimenta el cuerpo y el espíritu. Porque en cada taza servida, late una lección sencilla pero poderosa: ayudar también es una forma de vivir.
Por. Cynthia Gallardo
La Razón




