CIUDAD VICTORIA, TAMAULIPAS.- La historia de Tremors, ícono de la lucha libre victorense, es un recordatorio poderoso de que la fuerza de un guerrero no solo se mide sobre el ring, sino también en los momentos más oscuros de la vida.
Paulo Enrique González Rodarte descubrió la lucha libre cuando tenía 15 años, invitado por amigos del barrio. Lo que comenzó como una curiosidad se convirtió en su identidad. Durante casi 30 años se entregó a cada caída, a cada entrenamiento y a cada función, siempre con disciplina y pasión. Su vida giraba alrededor del deporte, del tianguis donde trabajaba con su familia y del gimnasio, su segundo hogar.
Hace cuatro años recibió un diagnóstico que cambió su rumbo: diabetes. Aunque mantuvo su fortaleza y sus rutinas, la enfermedad avanzó silenciosamente, hasta que el año pasado apareció una infección en su pie izquierdo que se complicó semana tras semana. Ningún tratamiento daba resultado.
“Me dolía el alma, no solo el cuerpo… porque yo seguía con la esperanza de salvar mi pierna”, contó mientras recordaba esos días en los que el miedo no lo dejaba dormir. Las revisiones médicas confirmaban un deterioro rápido: la infección consumió el talón, dejó tendones expuestos y amenazó con poner en riesgo su corazón.
El 11 de enero, los médicos le explicaron que la única forma de salvar su vida era amputar su pierna. La decisión lo partió en dos. Pasó las fiestas decembrinas en el hospital, entre lágrimas, incertidumbre y un dolor emocional que él describe como “peor que cualquier golpe en el ring”.
Después de la cirugía, su vida dio un giro total. En el tianguis ya no podía cargar cajas ni caminar entre los puestos como antes. Ahora dependía de una silla de ruedas, un andador o muletas. También enfrentó un vacío emocional: amistades que se alejaron, días de depresión y la sensación constante de extrañar la libertad que su cuerpo solía darle.
Pero Tremors nunca ha sido de los que se rinden.
Con determinación regresó al gimnasio, se enfocó en la rehabilitación y terminó sus terapias en noviembre. Cada repetición, cada esfuerzo y cada día superado lo fortalecieron por dentro y por fuera. Ahora, su sueño es recuperar su independencia mediante una prótesis transtibial especial para personas con diabetes. Su costo, sin embargo, oscila entre los 35 y 40 mil pesos, una cantidad difícil de alcanzar por cuenta propia.
Aun así, la solidaridad ha sido su nueva fuerza. Su amigo Kenny organizó una rifa que se sorteará este 12 de diciembre. Su suegro, don Hipólito, ha reunido aportaciones entre conocidos. Compañeros luchadores de Ciudad Victoria y Ciudad Mante preparan funciones a beneficio. Cada gesto alimenta su esperanza.
“Yo quiero volver a caminar, volver al gimnasio, volver a mi vida. No pido que me la regalen, solo que me ayuden poquito y de corazón”, expresó con voz quebrada y una sonrisa que todavía tiene chispa de luchador.
Quienes deseen apoyarlo pueden contactarlo directamente en sus redes sociales: Tremors Luchador en Facebook o comunicarse al 834-147-3273.
Hoy, Tremors libra la pelea más importante de su vida. No hay cuerdas, no hay luces ni público. Solo un hombre que, después del dolor, quiere volver a ponerse de pie… y seguir siendo el guerrero que siempre ha sido.
Por Raúl López García




