La reaparición del expresidente Andrés Manuel López Obrador, lejos de sembrar todo tipo de especulaciones sobre él, sobre la presidenta Claudia Sheinbaum, Morena y la 4T en general, fue una cubetada de agua con hielos para la oposición mexican.
El trabajo realizado por el PAN y otras figuras emergentes quedó reducido a buenas intenciones tras el apabullamiento mediático que generó el exmandatario. En un tono de conciliación, y también como opositor.
Sea aceptada o reprobada, la peculiar visión de país del tabasqueño mantiene una gran proporción de adeptos entre el morenismo y también en su periferia, gracias a los apoyos sociales que reparte el Gobierno en sus tres niveles de manera sistemática.
Pero la desgracia de la oposición mexicana, más allá de sentirse vulnerada por la figura de AMLO, es la falta de solidez argumentativa en su proyecto de país; eso es lo que la ha llevado al precipicio, además de seguir apostando a las mismas figuras de siempre, sin un relevo de corrientes o, al menos, generacional.
Y entre los golpeteos que se dan diariamente entre la plana mayor obradorista y la presidenta, desde el interior de su equipo de trabajo (y también del bando obradorista) ya tienen dos apuestas más que se suman a la precontienda, con personajes como Clara Brugada y .Omar García Harfuch.
Sin descartar, entre desgracias y logros, a figuras como Marcelo Ebrard, Ricardo Monreal, y hasta los mismos Adán Augusto y Gerardo Fernández Noroña.
Por el lado opositor son pocas las figuras que logran siquiera generar tribuna, y se reduce a un grupo pequeño como Ricardo Anaya, Damián Zepeda y Kenia López Rabadán. Desde el priismo, “Alito” brilló este año únicamente por su pelea con Fernández Noroña.
Movimiento Ciudadano cuenta con la figura del gobernador de Nuevo León, Samuel García, actualmente más ocupado en resolver sus problemas legales que en crecer como figura política nacional.
En la lejanía, entre la gallardía y la habilidad para esconder la mano, Ricardo Salinas Pliego enfrenta una situación similar a la de Samuel, pero con las autoridades fiscales.
En Morena, la reaparición del expresidente, junto a los golpes mediáticos que se han orquestado desde Palacio Nacional, es un llamado al partido para depurar las superficialidades que en su momento señalaron como opositores y para mantener los pies sobre la tierra y, sobre todo, en el territorio.
En su mensaje, dejó claro su respaldo total a la presidenta y reafirmó su compromiso de defender la democracia y la soberanía del país.
La narrativa de continuidad de un proyecto de nación morenista exhibe a una oposición que no ha logrado consolidar proyecto alguno desde la era calderonista.
Y esa debilidad es el área de oportunidad para un emergente que consolide un discurso capaz de aprovechar y profundizar los golpes entre morenistas y los divisionismos.
@pedroalfonso88
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