CIUDAD VICTORIA.- Tamaulipas concluye el año 2025 con un panorama hídrico contrastante. Mientras la mayoría de sus presas estatales muestran niveles sólidos e incluso por arriba de su capacidad, las presas internacionales del norte del estado mantienen una situación crítica, con almacenamientos en números rojos que reflejan la presión que enfrenta la región fronteriza.
De acuerdo con el reporte mitido esta última semana de diciembre de 2025 por la Comisión Nacional del Agua (Conagua), el sistema de presas en Tamaulipas registra un almacenamiento total de 5 mil 055.2 millones de metros cúbicos, lo que equivale al 79.1 por ciento de su capacidad, un indicador favorable para el cierre del año hidrológico.
Las presas estatales destacan por su buen nivel de captación.
Por ejemplo, la Vicente Guerrero, el principal embalse del centro del estado, alcanza un 71.0 por ciento, con 2 mil 776 millones de metros cúbicos almacenados, los cuales irán en descenso a partir de hoy viernes derivado del desfogue de agua hacia el Distrito de Riego 086 que cada año se efectua y que cumple con su principal función para lo que fue hecho dicho embalse.
En el sur, el Sistema Lagunar del río Chairel se ubica en 116.6 por ciento, con 788.0 Mm³.
Mientras que la presa República Española reporta 101.1 por ciento y 55.3 Mm³.
También sobresalen la Pedro José Méndez, con 101.4 por ciento, la Marte R. Gómez con 86.7 por ciento y de la cual se estima que alrededor de 600 millones de metros cúbicos de agua serán destinados a los cuatro riegos necesarios para el ciclo (uno de asiento y tres de auxilio) del Distrito de Riego 026 Bajo Río San Juan.
En la región cañera, la Emilio Portes Gil llega a fin de año con el 89.6 por ciento, y la Estudiante Ramiro Caballero Dorantes, alcanza el 84.8 por ciento de su capacidad.
Este comportamiento contrasta de forma marcada con la realidad que enfrentan las presas internacionales del norte, donde la crisis hídrica sigue latente.
Y es que la presa Internacional Falcón apenas alcanza un 3.0 por ciento, con solo 40 millones de metros cúbicos, mientras que La Amistad se ubica en 10.3 por ciento, con 179 Mm³.
A este escenario se suma la derivadora «Las Blancas», con apenas 27.5 por ciento y 23.0 Mm³ disponibles.
Los bajos niveles en estas presas fronterizas evidencian la presión que existe sobre el sistema hídrico compartido con Estados Unidos y el impacto acumulado de sequías prolongadas, extracciones constantes y una limitada recuperación por lluvias en la cuenca alta del río Bravo.
Así, Tamaulipas cierra 2025 con una relativa tranquilidad en sus presas estatales, que garantizan el abasto para consumo humano, agrícola y urbano en gran parte del territorio, pero con una alerta persistente en el norte, donde el almacenamiento internacional sigue siendo insuficiente y mantiene en vilo a productores, usuarios agrícolas y autoridades encargadas de la gestión del agua.
Presión política y riesgo para el campo en la franja norte
El desplome en los niveles de las presas internacionales no solo representa un problema técnico, sino un foco de tensión política y agrícola para Tamaulipas.
Lo anterior ante la escasez de agua en La Amistad y Falcón, ambas vinculadas al cumplimiento del Tratado de Aguas de 1944 con Estados Unidos, pues vuelve a colocar al estado en una posición vulnerable frente a decisiones federales sobre trasvases y asignaciones hídricas.
En el plano agrícola, los números en rojo comprometen de manera directa al norte de Tamaulipas, principalmente al Distrito de Riego 025 que depende casi exclusivamente del sistema del río Bravo.
Con almacenamientos de apenas 3.0 y 10.3 por ciento, productores enfrentan un escenario de reducción de ciclos agrícolas, menores superficies sembradas y riesgos económicos, particularmente para cultivos estratégicos como sorgo, maíz y hortalizas.
A este contexto se suma la inconformidad histórica del sector agropecuario tamaulipeco, que ha señalado un manejo desigual del agua frente a otras entidades de la cuenca alta, así como la falta de lluvias suficientes para revertir el déficit.
La presión aumenta conforme se acerca el próximo ciclo agrícola 2026, en el que las decisiones de la Federación y de Conagua serán determinantes para evitar un conflicto social en el campo fronterizo.
Así, aunque el centro y sur del estado cierran el año con estabilidad hídrica, el norte de Tamaulipas continúa atrapado entre la escasez, la incertidumbre productiva y un escenario político sensible, donde el agua sigue siendo el principal factor de disputa y supervivencia para miles de familias del sector rural.
Por Antonio H. Mandujano
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