CIUDAD VICTORIA, TAMAULIPAS.- Este año, los agricultores del norte de Tamaulipas dejaron de sembrar sorgo por apostarle al maíz como una medida de contención que, al final, arrojó resultados igual de adversos que los que ha dejado el grano rojo en los últimos años: cero ganancias y muchas deudas.
Y es que la crisis agrícola en Tamaulipas se agudizó durante este 2025 luego de que el sorgo dejó de ser una opción rentable, lo que empujó a los productores a cambiar su cultivo a maíz, pero sin cambio alguno, así lo dijo a Expreso, Marco Antonio Garza Acosta, presidente del Módulo II-2 del Distrito de Riego 026.
El representante del sector explicó que la ausencia de precios para el sorgo obligó a replantear las siembras, concentrando la mayor parte de la superficie en el grano blanco con la expectativa de mejores rendimientos.
No obstante, el ciclo productivo se vio severamente afectado desde el inicio, dejando pérdidas generalizadas en el campo.
Detalló que en marzo se registraron lluvias atípicas cercanas a las 14 pulgadas, justo cuando el cultivo apenas emergía, lo que dañó la planta desde su etapa inicial.
Posteriormente, los calores extremos y la presión de plagas terminaron por mermar la producción, provocando que el grano no alcanzara el peso ni el volumen esperados.
Garza Acosta señaló que numerosos predios proyectaban cosechas de hasta siete toneladas por hectárea, escenario que nunca se vio reflejado.
El desplome de los rendimientos dejó a la mayoría de los productores endeudados, sin margen para cubrir costos de producción ni para liquidar los créditos de avío con la banca.
Indicó que el Distrito de Riego 026 abarca cerca de 72 mil hectáreas, aunque este año se sembraron alrededor de 90 mil, de las cuales cerca del 80 por ciento correspondió a maíz y el resto a sorgo.
“El sorgo no tenía precio y el maíz, que parecía una opción, terminó dando el mismo resultado negativo”, resumió.
A la baja producción se suma el retraso en el pago de la cosecha, que a estas alturas del año continúa almacenada en bodegas sin que se liquide su valor, profundizando la falta de liquidez y cerrando el acceso a nuevos financiamientos.
Garza Acosta también cuestionó las políticas públicas en materia agrícola, al considerar que han dejado fuera a la agricultura comercial.
Y es que señaló que los apoyos se concentran en pequeños productores, mientras quienes sostienen la producción a gran escala enfrentan el ciclo sin precios definidos, sin reglas de operación claras y sin respaldo institucional.
A ciegas rumbo al O-I 25-26
Como subtema final, el dirigente advirtió que el sector se encamina al ciclo Otoño-Invierno 2025-2026 en un escenario de total incertidumbre.
Lo anterior, poniendo como ejemplo que, a diferencia de otros años, los productores no cuentan con reglas de operación definidas, apoyos confirmados ni precios de referencia que permitan planear qué y cuánto sembrar.
Actualmente, dijo, los riegos avanzan de manera parcial y se prevé que entre el 15 y 20 de enero inicien las primeras siembras en los predios que recibieron agua primero.
Sin embargo, la decisión se toma prácticamente “con los ojos cerrados”, apostando a que el próximo ciclo resulte más favorable.
“Entramos con la esperanza de que este ciclo sí sea de beneficio para el productor, pero sin certezas, sin apoyos claros y sin políticas que den rumbo”, subrayó Garza Acosta.
Así también, culminó advirtiendo que el campo tamaulipeco enfrenta uno de sus momentos más frágiles de los últimos años, pues ni la alternancia en los surcos, salvó al campo tamaulipeco.
Por Antonio H. Mandujano
EXPRESO – LA RAZÓN




