31 diciembre, 2025

31 diciembre, 2025

2026: el legado

HORA DE CIERRE/ PEDRO ALFONSO GARCÍA RODRÍGUEZ

Los candados impuestos por el cabecismo y un sector de la élite morenista, actualmente en desgracia, retrasaron por tres años el proyecto de gobierno del gobernador Américo Villarreal Anaya.

Durante ese periodo, la 4T tamaulipeca mantuvo la incertidumbre de una inestabilidad política y económica heredada del exgobernador, alimentada por redes de intereses que personajes como el senador Adán Augusto y sus aliados enquistaron en el presupuesto tamaulipeco.

En la operación política, el ahora secretario de Educación Federal, Mario Delgado, con maletín en mano, pasó charola en diversos puntos del estado junto a sus aliados tamaulipecos, ofreciendo esperanzas políticas a cambio de sumas estratosféricas de dinero, siendo Reynosa el caso más evidente.

El gobernador Américo Villarreal pudo librar, en ese lapso, el inicio de un gobierno sin entrega-recepción, en medio de una persecución política en su contra y en la de sus cercanos, además de ser cooptado por quienes juraban ser sus aliados.

La poca astucia y la soberbia sin inteligencia del cabecismo, así como la voracidad de los capitales morenistas, poco a poco cedieron ante su propia incompetencia, sumadas al apoyo del grupo sheinbaumista, que en poco tiempo consolidó su poder y, en el caso de Tamaulipas, permitió pasar de la incertidumbre y la inestabilidad a concentrar una fuerza política sin precedentes en su historia.

Hoy, el gobernador concentra en sus manos, de manera directa e indirecta, la capacidad operativa de los tres poderes del Estado, así como su influencia en los organismos autónomos, primordiales para el combate a la corrupción y la recuperación del orden institucional.

Y mientras los grupos políticos periféricos a su área de influencia planean desde ahora estrategias con miras a los excesos del poder, para el doctor, 2026 representa el área de oportunidad para dejar, al menos, los cimientos en el estado de un porvenir que por más de dos décadas quedó en el papel o reducido a buenas intenciones.

Más allá de proyectos de embellecimiento del aparato burocrático o de intentos fallidos por dejar insignias insignificantes en vialidades, su gobierno se ha centrado en la planeación y ejecución de proyectos quirúrgicos necesarios para la nueva realidad del estado.

Su cercanía con Texas, el punto más próximo a la zona Este de Estados Unidos —la más poblada—, le otorga a Tamaulipas la ventaja de ser un punto primordial para el comercio bilateral, además de contar con una capacidad logística naval privilegiada gracias a su extensa costa en el Golfo de México.

Con trenes descarrilados o no, la administración del expresidente AMLO sentó las bases de uno de los proyectos más ambiciosos de Latinoamérica desde la construcción del Canal de Panamá, en todo lo relacionado con el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, con la ventaja frente a los panameños de contar con un potencial industrial y manufacturero sin precedentes.

Para el gobernador del estado resulta necesario, como sucedió con su padre, el ingeniero Américo Villarreal Guerra, iniciar en Tamaulipas una nueva era de inversiones en infraestructura, logística y aprovechamiento de los recursos naturales, al menos para mantener su condición de ruta predilecta del comercio entre México y Estados Unidos.

Por Nuevo Laredo, por ejemplo, tres de cada cinco productos cruzan por su puente fronterizo.

Durante el calderonato, esta región fue utilizada como un área de oportunidad para fomentar y propiciar deliberadamente la ingobernabilidad, de la mano de autoridades de seguridad coludidas con la delincuencia organizada, sin que se registraran avances sustanciales.

Durante el gobierno de AMLO, la prioridad se concentró en el sureste, mediante un ambicioso proyecto de infraestructura que aún perdura.

Sin embargo, el proyecto —como ocurrió a inicios de los noventa con el ingeniero Villarreal Guerra— indica que Tamaulipas debe incorporarse al mismo esquema.

Aunque el exgobernador Manuel Cavazos Lerma fue el encargado de concluir el proyecto de la Carretera Panamericana junto con la Federación, fue con Villarreal Guerra cuando se inició su verdadera cimentación.

Y ahora es el turno del doctor Américo Villarreal Anaya de hacer lo propio, pero en un sentido mucho más amplio.

Victoria, la capital que no parece capital, es sometida desde el presupuesto estatal a un proceso quirúrgico de reconstrucción, en la antesala de la construcción del Puerto Seco, cuya obra deberá iniciar el próximo año.

Para lograrlo y aterrizarlo, resulta indispensable resolver las problemáticas actuales, principalmente en materia de servicios públicos. Una de las soluciones clave es la construcción de la segunda línea del acueducto conectada a la presa Vicente Guerrero.

La Secretaría de Obras Públicas estatal se ha dado a la tarea de renovar la infraestructura de agua y drenaje, así como de construir nuevas vialidades que permitan una mayor interconexión de la ciudad y liberen el paso del tránsito pesado.

A ello se suma el reforzamiento del liderazgo aduanal, junto con las obras realizadas en la frontera, así como la próxima inauguración de la carretera Transbajío, que conectará al estado con el occidente del país y sus puertos de gran calado.

El próximo año, además, por gestión del gobernador, avanzará la ambiciosa obra de la carretera Tampico–Monterrey, detenida por más de una década, con la posible demolición del puente de Mainero —como sucedió con el Puente Roto, hoy Puente de la Esperanza— para finalmente concluir un proyecto inconcluso por casi dos décadas.

Para desahogar el congestionamiento del tramo Victoria–Tampico, derivado de la interconexión desde Tuxpan, el proyecto carretero Transgolfo arrancará con el objetivo de reducir el flujo mixto entre automovilistas y transporte de carga.

El próximo año también continuarán las obras de infraestructura en el sur del estado y los avances en el Puerto de Matamoros.

Recientemente, desde Soto la Marina se anunció la construcción del malecón en la playa La Pesca, un proyecto presentado con bombo y platillo durante el sexenio de Cabeza de Vaca, pero interrumpido por entramados legales derivados de la intervención de su hermano, hoy diputado local.

La segunda parte del sexenio finalmente da el banderazo de salida a los proyectos necesarios para que Tamaulipas se incorpore a la dinámica del ya denominado Nuevo Canal de Panamá, pero con un sólido sector industrial y manufacturero.

Son bases que probablemente no concluirán en este sexenio, pero que, de mantenerse la misma línea, garantizarán una transformación sin precedentes en el estado, incluso comparable con la llevada a cabo durante el gobierno del ingeniero Américo Villarreal Guerra.

Con todo el poder concentrado y una oposición diezmada, los avances solo podrían verse interrumpidos si, desde el interior, los grupos en el poder inician pugnas innecesarias derivadas de un futurismo anticipado.

Por. Pedro Alfonso García Rodríguez

@pedroalfonso88

pedroalfonso88@gmail.com

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