PRAGA, República Checa.- Las celebraciones del lunes por el 25 aniversario del final del comunismo en la República Checa se sintieron más como un levantamiento contra el actual presidente checo que un festejo por la llamada Revolución de Terciopelo.
Entre gritos de «¡Renuncia! ¡renuncia!», los checos lanzaron diversos objetos al presidente Milos Zeman, incluso huevos, sándwiches y tomates mientras él estaba de pie en una ceremonia junto a los presidentes de Alemania, Hungría, Polonia y Eslovaquia en el campus universitario donde hace un cuarto de siglo una manifestación estudiantil marcó el inicio de la revolución en Checoslovaquia.
Los guardias de seguridad utilizaron grandes paraguas negros para proteger a Zeman y a los otros presidentes de los proyectiles voladores.
El presidente alemán, Joachim Gauck, fue golpeado en la cabeza por un huevo mientras los presidentes develaban una placa para conmemorar los eventos de 1989.
Algunos de los miles de manifestantes corearon repetidamente «vergüenza, vergüenza» en alusión a Zeman, incluso mientras le aplaudían a los otros presidentes. «¡No les tengo miedo!», replicó Zeman a la multitud.