El técnico argentino Antonio Mohamed aprendió bien la lección de los cuartos de final ante Pumas de la UNAM, ya que dejó de lado ese futbol conservador y en el primer duelo de “semis” decidió apretar al rival, lo que al final le dio los goles que necesitaba.
Se dice mucho que tuvo suerte en sus anotaciones, pero el mérito que tuvo fue que buscó la meta rival, fue más inteligente, los goles cayeron en los momentos precisos para definir el juego y prácticamente la serie.
Habrá que ver de qué manera afecta al equipo americanista la separación del defensa Paul Aguilar, quien habría cometido una indisciplina el pasado lunes, sobre todo porque ya no es un secreto.
Para que América se instale en su tercer final en los últimos cuatros torneos necesita ganar, empatar por cualquier marcador o en su caso perder 3-0, ya que su mejor posición en la tabla les da el pase.
Mientras que Rayados regresó a ser ese equipo inconsistente, falto de una idea futbolística colectiva que les permitiera aspirar a merecer un resultado a favor. Y con unas individualidades que nunca aparecieron.
Para que el cuadro que dirige Carlos Barra logre remontar esta desventaja necesita sufrir una metamorfosis total y ofrecer un desempeño por encima del que tuvo frente al Atlas, algo que se ve realmente muy difícil.
Si el cuadro de Monterrey quiere llegar a la final no tiene más opción que ganar 4-0 o bien por diferencia de tres goles con marcador de 4-1 en adelante, 5-2, 6-3, así sucesivamente, ya que el gol de visitante le daría el pase. Cualquier otro resultado lo dejará fuera.